Doña Letizia reina en Japón con moda andaluza
Lució un arriesgado vestido de la cordobesa Matilde Cano y tocado de la sevillana Nana Golmar
La entronización de Naruhito en Japón está siendo todo un acontecimiento internacional de orden político y social . Durante la ceremonia de entronización brillaron especialmente Masako de Japón, sentada en su trono con el tradicional kimono de emperatriz y la Reina Letizia , que eclipsó al resto de las almas cándidas europeas desde el minuto uno. La Reina se arriesgó como en pocas ocasiones con un ejercicio de verdadero estilismo; el «estilismo» es un concepto que describe el arte de combinar prendas y accesorios muy distintos entre sí, (ya que ir de arriba a abajo del mismo color y del mismo creador es simplemente comprar una «salida» completa: así es como se denomina en moda cada atuendo numerado por orden de aparición en un desfile).
Doña Letizia «dio de tacón» a la competencia rápido y con limpieza, como hacía Mohamed Ali con sus oponentes. La elección de la diseñadora Matilde Cano , una cordobesa poco conocida fuera de Andalucía y a la que no tenemos el gusto de haber tratado, sorprendió por inesperada y porque no todo lo que Cano ha diseñado en el pasado era de «condumio». Nos parece un acierto haber elegido un atuendo tan alegre, femenino y favorecedor.
Combinar el vestido de flores largo con un collar de chatones de las joyas de pasar y unos pendientes largos de esmeraldas fue todo un arriesgado ejercicio en el que Doña Letizia salió vencedora . Ya no es necesario ir conjuntada ni en joyas ni en accesorios. El tocado, de otra andaluza, la sevillana Nana Golmar , le iba bien por forma y color, ya que como hemos señalado en otras ocasiones a la Reina Letizia, por su fisonomía, lo que mejor le van son las diademas o felpas en tela, y no tanto los tocados y sombreros recargados. Durante la cena de gala, la Reina escogió un vestido rosa largo que -si bien era de un color que le favorecía- le impedía caminar correctamente y llevaba bordados frontales de los que se llevaban hace algunos años. La gran tiara Flor de Lys de Victoria Eugenia al estar colocada muy verticalmente resultaba algo grande para sus rasgos.
Durante la ceremonia de entronización de Naruhito, Máxima de los Países Bajos se excedió con la flor de su tocado, obra de Fabienne Delvigne. Y ya sabemos que de lo sublime a lo «otro», solo hay un paso. En cambio, en la cena de gala lució impecable con un vestido rojo Jan Taminiau, el mismo creador que la vistió de azul para la coronación de su marido, el Rey Guillermo , y la maravillosa y muy «regia» tiara Mellerio de rubíes con su aderezo completo.
Matilde de los Belgas acudió a la ceremonia de entronización con un vestido rosa palo precioso, idéntico a un modelo ideado por Tom Ford hace unos siete años, replicado por Ralph Lauren para la alfombra roja un par de años después. Mary de Dinamarca , muy elegante, acudió con un vestido discreto en gris ceniza. Y Victoria de Suecia recurrió a un modelo largo en un azul klein que no le favorecía en exceso, combinado con un tocado exageradamente alto que no acompañaba a su rostro con tino.
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