Adolfo Domínguez cierra 53 tiendas

La marca de «la arruga es bella» ha perdido su identidad, su fuerza y el indispensable liderazgo que la sostenía

Adolfo Domínguez cierra 53 tiendas Álvaro Ybarra Zavala

maría luisa funes

La moda no es un juego de niñas. Ya hace años que Adolfo Domínguez va quemando cartuchos: cerrando tiendas, reduciendo campañas, colecciones y personal. La crisis ha servido de excusa a muchas empresas mal gestionadas y ahora que salimos del túnel y que existen otros casos de éxito, se desmonta la verdadera trama.

Probablemente, la primera mala decisión de Adolfo Dominguez fuera comprar el resto de la empresa a sus hermanos, entonces gestores en la sombra. El «duende», como llaman a Adolfo, sacó a bolsa el 60% y se quedó con el 40% restante. Como el tiempo ha demostrado, con los fondos de esa operación, sus hermanos –Josefina, Francisco Javier y Jesús– supieron crear un imperio que engloba Textil Lonia –poseedora entre otras de las tiendas Carolina Herrera y Purificación García – y que se ha expandido con exitosa cadena Bimba y Lola .

Parece evidente que el «cerebro» de la empresa no era solo Adolfo, ya que su empresa ha ido perdiendo gas mientras las de sus hermanos crecían exponencialmente. La razón principal de este fracaso radica en haber delegado la gestión a sus tres hijas, Valeria, Adriana y Tiziana . Y no es por ser mujeres – como la que suscribe–, sino por no poseer formación, experiencia, arranque ni constancia en un mundo tan competitivo como la moda. Y sobre todo, por estar más ocupadas en protagonizar portadas de la prensa rosa que en dejarse asesorar por expertos en la materia.

Como consecuencia, Adolfo Domínguez ha registrado pérdidas de 11 millones de euros durante el pasado año, un resultado aún más negativo que el año previo. Sus continuos cierres de tiendas ya suman 53 establecimientos en la Península Ibérica y 17 en otros países, solo en un plazo de 12 meses . Estos cierres masivos son también responsables del 8,2% de descenso en las ventas con respecto al año anterior, aunque es lógico que se cierren las unidades de negocio que no den un Ebitda positivo.

No obstante, la marca sigue teniendo 230 tiendas fuera de España que suponen su gran esperanza, ya que los años 80, Don Johnson y «Miami Vice» hicieron estragos en la mente de los estadounidenses y mexicanos más modernos. La plantilla, de 1.500 trabajadores, está inquieta y con razón, por la tendencia tan negativa de la espiral de cierres y los sucesivos despidos.

El problema de su modelo de negocio no es estar a medio camino entre el low cost y las marcas de lujo –un posicionamiento en el que muchas marcas triunfan con la mayoritaria clase media de occidente- sino una ausencia total de proyecto, de ideal en el imaginario del cliente potencial. La moda es sueño. Si una marca deja de aportar ese valor «añadido», esa confianza y esa capacidad de ilusionar, está perdida . Si la empresa sigue en declive y llega a bajar mucho su precio en bolsa, los hermanos de Adolfo Domínguez podrían estar tentados de recuperar su joya familiar a buen precio.

Adolfo Domínguez cierra 53 tiendas

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