Lorenzo Caprile pasa revista a su carrera

El modista madrileño repasa su trayectoria en el libro «De qué hablamos cuando hablamos de estilo»

Lorenzo Caprile pasa revista a su carrera ernesto agudo

maría luisa funes

Pasar de ser enfant terrible de la moda española, a ser el modista –con «a»– más emblemático del país, ha sido un proceso de veinte años en la vida de Lorenzo Caprile. Creativo, perfeccionista, observador, curioso e inquieto, Lorenzo quizás aún no se haya dado cuenta de que quedará siempre como referente en la historia de la moda española de estas décadas.

Tras celebrar los veinte años de su taller el año pasado, nos regala ahora un libro – «De qué hablamos cuando hablamos de estilo» ( Temas de hoy )– en el que desgrana su trayectoria vital. Sus comienzos fueron en el atelier de Pino Lancetti en Roma, donde aprendió las claves de la costura y desarrolló su gran predilección por los bordados. Más tarde estuvo en Turín, en el seno de GFT, donde se familiarizó con el prêt-à-porter. Al volver a Madrid en plan año sabático, recordó lo que disfrutaba acompañando a su madre y su abuela a hacerse ropa. Y casi sin darse cuenta, tras el encargo del vestido de novia de Carla Royo-Vilanova, inauguró su taller.

Desde entonces, lo más granado de la sociedad española ha pasado por su atelier de costura. Allí, acompañado de una patronista-cortadora y de una decena de oficialas, crea sin descanso impecables y variadísimos vestidos por encargo. Aunque él mismo dibuja y disfruta realizando sus bocetos, el momento de «esculpir» y ajustar el vestido sobre el cuerpo de la clienta le parece el paso más mágico.

Su afición y dedicación a los vestuarios de óperas y obras de teatro viene de la época en que sus abuelos paternos le traían los programas de la Scala de Milán o la Arena de Verona, cargados siempre de estimulantes imágenes de personajes vestidos de princesas, piratas y payasos. Hace ya diez años que realizó su primer vestuario para una obra de Tirso de Molina. Y como si de una obra de teatro se tratase, Lorenzo se ocupa con esmero de los encargos «en grupo» para algunas bodas: la novia, la madrina, la madre de la novia, la hermana, la amiga… donde cada una representa un papel al salir a la gran escena. Y el creador, inagotable y soñador, no deja de engendrar atuendos de ensueño.

Lorenzo Caprile pasa revista a su carrera

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