Los jugadores del Barcelona sacan a relucir el armario

Los futbolistas, salvo honrosas excepciones, no son conocidos por su elegancia. Pero en el Barça ganan la liga del mal gusto y esta vez por goleada. Desde el histórico abrigo de 12.000 euros de Astracán de Gucci que lucía Samuel Eto’o hace años, no se había visto nada igual. El domingo pasado, un grupo de ases del equipo catalán apareció cual impactante sexteto en el vestuario, el mismo día de su último partido contra el Real Madrid. La foto, que no tiene desperdicio, muestra cómo los cinco brasileños compiten en cuestión de estilo. A ver quién va peor, de izquierda a derecha.

Messi posa con las piernas abiertas en plan niño de 6 años de colegio salesiano en los 70, con un pantalón gris y los cuellos de la camisa al vuelo. Parece víctima de un «corta y pega», porque en nada se asemeja a sus sorprendentes acompañantes.

Adriano, a imagen y semejanza del clásico hortera de bolera, va bien prieto: lleva el pantalón como una funda, botines de cote agresivo y chaqueta vaquera desteñida con botones y condecoraciones. No le falta un perejil.

Douglas, emulando al dúo dinámico, se enfundó chalequillo y chaqueta roja. Para rematar la faena, pantalones de pitillo.

Dani Alves, verdadero punto focal de la fotografía, posa triunfante al estilo «fin de año sideral», con un toque del robot C3PO en los discretos zapatos y una chaqueta de smoking plateada. Las gafas de sol de espejos en el interior del vestuario eran el accesorio imprescindible.

Neymar alternó la comodidad de las botas de corte Buzz Aldrin en la luna, con la chaqueta cruzada en cuero granate –una prenda sin solución-. Pero para ir más vestido, incluso añadió la camisa blanca y la corbata. No hay quien saque partido de él.

Y Rafinha, para rematar el grupo, apareció vestido como el desaparecido Torrebruno: el pelo en turbante a un lado, traje y camisa negra. ¿Quién asesora a estos dandies? Con el ansia de destacar, lo acaban consiguiendo. Me temo que Armani no los sacará en su campaña de otoño.