Elecciones Andalucia 2015
La cazadora «Perfecto» de Pedro Sánchez y Juan Manuel Moreno Bonilla
Este fin de semana en Andalucía, ambos imitaron a Felipe González
La historia de la cazadora tiene casi un siglo. Siempre ligada a la aventura, la motocicleta, la juventud, la sencillez y a una tísica cuenta bancaria, representa toda una declaración de intenciones en el atuendo masculino. Es el «sport campechano», el «habit» relajado y espontáneo.
Todo comenzó cuando un motero que viajaba con frecuencia, acudió a la tienda de los hermanos Irving y Jack Schott en Manhattan en 1928. Ideada en cuero y con una cremallera que cerraba la prenda herméticamente, los Schott retomaron el modelo de chaqueta que se había desarrollado para los pilotos. La pusieron a punto con un bajo recortado para poder ir cómodamente sentado en la moto y varios bolsillos más. Irving Schott llamó a esta prenda la «Perfecto», con el nombre de su puro cubano favorito.
Rebeldes con y sin causa la han llevado a través de las décadas: Marlon Brando, James Dean, Elvis Presley, Mick Jagger, Travolta , los Ramones, AC/DC y un largo etcétera de cantantes y actores , a menudo jóvenes y díscolos. Pero en los años 70, en España, la cazadora comenzó a ser esa alternativa indispensable para ellos durante los fines de semana, la mejor excusa para dejar de lado el traje y la chaqueta de sport.
Tuvo especial acogida en el sur de España, como versión campestre de la Teba. Y llegó Felipe González, con sus patillas, sus pantalones de campana, sus chaquetas de pana y todos los avíos. No le faltó la cazadora: al principio, en tela ligera. Más adelante, en tonos verdes y marrones, y finalmente, en ante color caramelo.
Pues hete aquí que llegan las elecciones andaluzas de 2015 , y tanto Pedro Sánchez como Juan Manuel Moreno Bonilla , aparecen el pasado fin de semana con la prenda fetiche de González. Sánchez, la llevaba en oscuro, dos tallas más pequeña de lo adecuado y combinada con vaqueros bien prietos, en el más puro estilo hortera de bolera o actor de Grease. Moreno Bonilla, la eligió en verde campo, bien combinada con chinos beige, pero dos tallas más grande de la cuenta y con las manos casi escondidas bajo la manga. En realidad, ambos han intentado atraer con su cercanía a las masas, llevando puesto este icono de la simplicidad, la modernidad y el inconformismo. Han pensado que lo que durante décadas fue todo un símbolo de gamberros y pandilleros, ahora conforta a las masas de izquierda . Y pueden tener razón.
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