La vida de excesos del fundador del Circo del Sol: orgías, drogas y póker
La pasada semana Guy Laliberté fue detenido por cultivar marihuana en su isla privada de la Polinesia francesa

Su nombre copó titulares de periódicos e informativos cuando la semana pasada fue detenido por cultivar marihuana en Nukutepipi, su isla privada en la Polinesia francesa. El fundador del Circo del Sol, el canadiense Guy Laliberté (60 años), ha tenido una vida anárquica, repleta de excesos y desórdenes, de la que hasta ahora no se había hablado demasiado.
Guy Laliberté nació en Quebec en 1959 . Sus inicios se enmarcan en la calle, donde comenzó a tocar el acordeón y practicaba acrobacias, que no siempre fueron acogidas con agrado por los transéuntes. Su vida da un giro en el año 1983 cuando obtuvo un préstamo de un millón de dólares para montar un show con motivo del 450 aniversario del descubrimiento de Canadá. Aquello sería el germen de una nueva y suculenta aventura profesional que a la postre dio alas a sus vicios y excentricidades.
En 1984 cofundó el Cirque du Soleil y desde entonces ha participado en el desarrollo de cada espectáculo. Cirque du Soleil es una empresa internacional con actividades en los cinco continentes. Emplea alrededor de 4.000 personas y genera un ingreso anual de más de 810 millones de dólares. Una participación mayoritaria de la compañía se vendió a un grupo de inversión en 2015, pero Laliberté mantuvo una participación menor y se quedó para facilitar asesoramiento creativo y estratégico.

Laliberté ha llevado una vida llena de extravangancias y prácticas poco comunes. Con las ganancias que obtuvo al frente del espectáculo dio forma a uno de sus sueños, el comprar una isla privada. Se hizo con una isla privada en la Polinesia francesa llamada Nukutepipi, que ha convertido en un resort de lujo . En esta misma isla es donde se dedicó a cultivar marihuana en un contenedor cerrado. «Tenemos unas diez plantaciones de pakalolo que se cultivan para consumo médico y personal y nada más», dijo el abogado del multimillonario a la AFP.
No solo sus cultivos de marihuana han llamado la atención de la prensa. Sus fiestas de excesos hasta bien entrada la madrugada en su casa de Montreal ya fueron detalladas hace unos años una biografía no autorizada. Según el periodista Ian Harpelin, «todo estaba permitido» y se acababan convirtiendo en auténticas orgías.
Además de su pasión por el sexo desnfrenado, ha trascendido su afición por el póker. Un vicio que según algunas informaciones le llevó a perder más de 30 millones de dólares (27 millones de euros).