Víctimas y verdugos en el tsunami del #MeToo

Los efectos del caso Weinstein siguen imparables dos años después de su estallido

Harvey Weinstein AFP

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El 5 de octubre de 2017 estalló una de las bombas informativas más potentes del todavía joven siglo XXI: el diario «The New York Times» destapó un escándalo de dimensiones mayúsculas al recoger y documentar décadas de agresiones sexuales a varias mujeres, entre las que se encontraba la actriz Ashley Judd , por parte del todopoderoso productor Harvey Weinstein -fundador, junto a su hermano Bob, de las productoras de cine independiente Miramax y The Weinstein Company-. Además, el diario neoyorquino certificó cómo durante décadas Weinstein había silenciado aquellas agresiones cerrando acuerdos extrajudiciales con las supuestas víctimas. Una de ellas, Rose McGowan , uno de los bastiones más polémicos y activos del movimiento #MeToo, habría recibido 100.000 dólares a cambio de mantener la boca cerrada en 1997. En el reportaje de «The New York Times», McGowan aseguró que Weinstein la violó.

Aquello fue la espita de una olla a presión que terminó de destaparse cinco días más tarde, con una nueva entrega periodística, en esta ocasión por parte de la revista «The New Yorker», que divulgó más testimonios de nuevas víctimas de agresiones a manos de quien ya no se libraría del estigma de «depredador sexual». Más allá de que, con el tiempo, los reportajes de «The New York Times» y «The New Yorker» les valieran a sendos medios varios premios Pulitzer, entre ellos los de servicio público y periodismo de investigación, la onda expansiva de la bomba Weinstein no tardó en hacer estragos . Diez días después de que saltara la noticia, y en una tensa y larga sesión, Harvey Weinstein era expulsado de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de Hollywood por insólita unanimidad. Poco después, el productor ponía pies en polvorosa y se recluía en el exclusivo centro de desintoxicación The Meadows, en Arizona, para volver a dar la cara en mayo de 2018 ante un tribunal de Manhattan donde se le leyeron los cargos en su contra por agresiones sexuales y violación. El juicio comenzará el próximo 9 de septiembre.

Con la cadencia de una gota malaya, aunque con la potencia de un tsunami por obra y gracia de la globalización digital, el caso Weinstein ha traído a lo largo de los últimos dos años un largo rosario de revelaciones -buena parte de ellas espeluznantes- que han erosionado o arrasado el prestigio personal y las carreras profesionales de pesos pesados del cine, la música, la moda, el deporte, el teatro y el periodismo.

Morgan Freeman AFP

Reacciones

Algunos han pedido perdón, como en su día hizo Kevin Spacey , quien, por cierto, ha resultado absuelto en el único juicio celebrado hasta ahora en su contra; otros han reconocido su culpa «despidiéndose» a sí mismos antes de que les pusieran de patitas en la calle, tal es el caso de John Lasseter , jefe creativo de Pixar; más de uno ha denunciado por vía judicial a quienes le denunciaron por vía periodística, como el productor Brett Ratner ; hay quien dice no recordar, por ejemplo Dustin Hoffman , o quien se ha ido de rositas porque su caso ha prescrito, como Sylvester Stallone .

Pero en la maraña en la que en ocasiones se ha enredado el movimiento #MeToo también cayeron «inocentes»: Geoffrey Rush fue absuelto de realizar gestos lascivos sobre el cuerpo de una actriz y ha sido indemnizado con medio millón de euros por parte de los medios que publicaron la historia; Morgan Freeman fue objeto de un montaje, según la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano, entidad que reveló que la acusación de acoso sexual contra el actor fue fruto de un reportaje manipulado. Ni que decir tiene que tanto Rush y Freeman padecieron un infierno personal hasta que la verdad salió a la luz.

Y también quien ha resultado ser cazador cazado: el desgarrador testimonio de la actriz Asia Argento , violada por Harvey Weinstein, casi queda en agua de borrajas cuando se publicaron fotos suyas retozando en la cama con un actor menor de edad, a quien ella misma había contratado para una película. Cazador cazado.

Asia Sargento AFP
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