Las dos veces que la cantante de Roxette encaró la muerte

La cantante de Roxette relata en sus memorias su lucha contra el cáncer

La cantante Marie Fredriksson, de la banda sueca Roxette, presenta un espectáculo agotado en el Heineken Music Hall en Ámsterdam MU1

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Cabría esperar una historia de estrellato y Rock&Roll, pero es una historia de superación y lucha. La autobiografía de Marie Fredrikson, que publica ahora en España Libro Cúpula, pero que lleva ya un año en las librerías de Inglaterra, Escocia, Noruega, Finlandia, Suecia, Dinamarca y Rusia, convertida en todo un fenómeno en ventas, es el ejercicio de mirar hacia atrás desde el final de la existencia, al fondo de una vida a la que el cáncer hizo doblar la esquina y refugiarse en eso que verdaderamente nos importa, mucho más allá de los logros y éxito profesional.

Maríe creció en una familia de artistas. En casa se tocaba el piano o la guitarra, como un juego, y antes de cumplir los diez años ya había formado su primera banda, Renat, inspirada en Los Beatles y con aspiraciones de llegar a lo más alto. Fue a esa temprana edad cuando ocurrió su primer encontronazo con la muerte. Su hermana mayor Anna Lisa , de 20 años, falleció en un accidente de tráfico cuando ella solo tenía siete, un drama que ahora revisa como ejercicio de resiliencia y antesala del sufrimiento que llegaría mucho más tarde, cuando la enfermedad que estuvo a punto de terminar también con su vida la apartó definitivamente de los escenarios. Entre esos dos momentos clave hay toda una historia de rebeldía y de éxitos. La enorme sonrisa de Marie se deja traslucir en pasajes del libro, como cuando cuenta cómo la pillaron fumando a los once años o en el relato de sus primeras actuaciones con Per Gessle , con quien formaría el mítico dúo de los 80 y los 90. Se conocieron cuando ella trabajaba ocasionalmente como corista de la banda Gyllene Tider y Fredriksson. Entre ellos surgió una química musical lenta pero duradera. Durante prácticamente tres décadas lo consiguieron todo en los escalafones musicales en una espiral de éxito que quebró repentinamente el 11 de septiembre de 2002, cuando cayó desmayada en el suelo de su casa y despertó horas más tarde para recibir una terrible noticia: tumor cerebral.

La figura clave a partir de ese momento es su dúo real en la vida, su marido y padre de sus dos hijos, el también cantante sueco Mikael Bolyos . “Le costó mucho, pero logró sacarme de la soledad y de la oscuridad”. Fue Mikael quien soportó sus malos humores, quien no se separó de su lado durante los múltiples y durísimos tratamientos de radioterapia, debido a los que perdió la capacidad del habla, la libertad de movimientos, incluso la memoria. “Tuve que empezar desde cero”, relata en estas memorias, “volver a aprenderlo todo: leer, escribir, tocar la guitarra y amar”.

Per Gessle und Marie Fredriksson (Roxette) imago stock&people

Todavía hoy vuelve a llorar cuando explica cómo muchas personas de su entorno ni se atrevían a acercarse a ella, ni sabían qué decirle. Por momentos dejaba que el rencor se apoderase de ella, cuando como consecuencia de la medicación, empezó a hincharse y nadie la reconocía. Resultó muy duro reconocerse en aquel cuerpo y asimilar que lo que verdaderamente somos trasciende los rasgo físicos y la imagen que el espejo nos devuelve. En 2011 se sintió lo suficientemente recuperada como para volver a subir a un escenario y devolver la vida a Roxette, pero la gira planeada para 2016, con motivo del 30º aniversario de la banda, no pudo realizarse. Solo entonces accedió a que Per siguiese en solitario con la marca y entendió que formaba parte de su pasado, pero no de su futuro.

«Hablamos un par de veces al mes, las últimas vacaciones quedamos en Oslo para comer y fue estupendo verla», dice ahora Per Gessle , «por supuesto lamento muchísimo su enfermedad y que no pueda seguir con la banda, pero de alguna manera siempre está presente porque ella es parte del espíritu de Roxette». Títulos como «Spending My Time», Joyride, The Look o How Do You Do!, no solo rompieron en su día récords de ventas , sino que pasaron a formar parte de la banda sonora juvenil de toda una generación europea. De entre ellos, Marie ha rescatado uno muy especial que ha hecho figurar como título de su autobiografía, Listen to my heart, con el que encabeza esta última canción.

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