La última entrevista de Lucía Bosé: «Valió la pena dejar el cine para casarme con el torero»

ABC recupera la última entrevista con este medio de la madre de Miguel Bosé, fallecida este lunes

Muere Lucía Bosé, actriz y madre de Miguel Bosé, a los 89 años

Lucía Bosé EFE

David Martos

El contraste del intensísimo azul del cabello alborotado de Lucia Bosè , fallecida este lunes a los 89 años, -la grafía correcta de su nombre italiano, que eligió para reemplazar a su nombre original, Lucia Borloni- contrastaba con el rojo de la alfombra y las banderolas de la Fiesta del Cine de Roma. Decenas de cinéfilos se agolpaban, fotografías en mano, para esperar a una mujer que en Italia es venerada como una de las últimas grandes estrellas de una época dorada. En España, a pesar de que trabajó a las órdenes de dos de los grandes nombres de nuestro cine - Juan Antonio Bardem y Luis Buñuel-, la matriarca del clan Bosé -así es como escribimos este célebre apellido en tierras hispanas- era muchísimo más conocida por su vida personal que por su trabajo.

La presencia de la actriz en el festival se debía a que su amigo Roberto Liberatori había publicado un relato de su vida, con el breve y descriptivo título de «Una biografía». A su llegada a la entrevista con ABC, breve y precipitada, Bosè explicaba con elocuentes gestos qué es lo que más le había sorprendido al leer el libro, que contaba con su beneplácito: «¡Cómo se ha informado tanto! Sabe más que nadie. Sabe casi más que un marido, que lo tienes a tu lado casi toda tu vida. De mis amigos… el que mejor me ha conocido ha sido Roberto Liberatori », confesaba la intérprete.

«No soy una diva»

La biografía repasa la vida de una muchacha de Milán que trabajaba atendiendo el mostrador de una pastelería en 1947, con solo 16 años, cuando un amigo mandó una fotografía suya a una revista muy popular -sin que ella lo supiera- y fue seleccionada para el concurso Miss Italia, que acabó ganando aquel año. A partir de ahí llegaron su entrada en el clan de Luchino Visconti y sus trabajos con los directores más prestigiosos, como Giuseppe di Santis o Luciano Emmer. Su fama en la Italia de posguerra era inmensa. «He sido muy conocida pero nunca me he sentido diva», decía Bosè. «He hecho cine como si fuera un trabajo más. Pero un trabajo con arte. Si no lo haces con creatividad y con arte, no es un trabajo».

En su casa de Segovia con sus hijas Lucía y Paola y algunos de sus nietos REDES SOCIALES

En 1955 hizo su primera película en España, «Muerte de un ciclista», y ató para siempre su destino a nuestro país. Ese fue el año en el que comenzó su primera pausa profesional. «¿Que por qué dejé el cine? ¡Por amor!», recordaba. «Dejé el cine para casarme con el torero. ¿Qué más quiero? Valía la pena hacerlo». El torero era Luis Miguel Dominguín , y con él tuvo a sus tres hijos: Miguel, Lucía y Paola. Las infidelidades del diestro, del que en el Festival de Roma dijo que era «más franquista que Franco», recorrían la crónica rosa de las últimas décadas, y la Bosè se separó de él en el año 1967. Se quedó con la custodia de los hijos en una España muy poco acostumbrada a que el hombre no tuviera la razón.

Lucia Bosè con su hijo Miguel, en una imagen tomada hace unos meses

«He sido una actriz, pero una actriz discreta », se autodefinía quien trabajó, ya en la segunda etapa de su carrera, a las órdenes de Federico Fellini o Jeanne Moreau. Con el avance de su vida comenzó a ser conocida más como artista que como actriz, llegaron el estilo desenfadado y su pasión por los ángeles, a los que ha dedicó un museo. «La última vez que hice cine tenía 80 años. Ya no quiero hacer cine, estoy cansada y quiero vivir mi vida», recordaba: «Cada día espero algo nuevo y cada día me lo da». Contaba que seguía recibiendo ofertas de papeles, aunque que las declinaba todas.

Bimba y Picasso

En los últimos años, en los que solo viajaba a Italia para despedir a viejos amigos, vio morir de cáncer a su nieta Bimba y se vio envuelta en una disputa judicial acerca de un dibujo de Picasso con una antigua empleada del hogar. El juez le dio la razón y la absolvió de apropiación indebida. Lucía Bosè se alejó por completo de los platós -«voy muy poco al cine, ya tengo otras cosas que me divierten más»- y todavía no entendía, a pesar de decirlo después de hartarse de firmar autógrafos, por qué conservaba la fama: «No sé, hay que preguntárselo a ellos», respondía sonriendo, señalando a los fans que aún gritaban su nombre, “no a mí».

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