Tita Cervera, una viuda marcada por cuatro grandes historias de amor
La baronesa recibió la noticia de la muerte de su expareja Manuel Segura en Andorra. Está desolada, pero no podrá viajar a Madrid
El primer beso de Tita Cervera fue a los 14 años con Manuel Pierre , un amigo de su hermano, diez años mayor que ella. Había fantaseado con ello, pero la realidad, lo superó. Nunca lo ha olvidado. Tampoco que su madre le prohibiera casarse con él. Un trauma del que se quiso vengar presentándose al primer certamen de Miss España en 1961, con 18 años. Tita se coronó la mujer más bella de nuestro país y segunda dama de honor en el concurso de Miss Universo en Long Beach (Los Ángeles). Allí viajó con su madre y se codeó con el Hollywood de la época, aunque no hubo nada serio. El destino le esperaba en un vuelo a Ginebra en 1962 donde coincidió con su primer marido, Lex Baker , el actor que sustituyó a Johnny Weismuller en el papel de Tarzán. De aquel encuentro se llevó un autógrafo firmado que aún guarda. El 6 de marzo de 1965 se casaron en Ginebra. Era el quinto matrimonio para él y el primero para Tita. Era muy romántico, pero ella siempre tuvo celos de las admiradoras y de sus compañeras de reparto. Acudía a los rodajes excepto cuando eran escenas amorosas que no podía soportar y le decía que le iba a lavar la boca con lejía.
Casa de Sant Feliu
De él le queda Más mañanas, la casa de Sant Feliu, los terrenos eran del padre de Tita y él pagó la obra de la casa, que aún hoy conserva. Se quedó con las ganas de tener un hijo, una idea que él retrasó ya que tenía tres de sus anteriores matrimonios. Pero un infarto en pleno centro de Nueva York en mayo de 1973, a los 54 años, truncó su futuro. Algunos dicen que el actor quería divorciarse de ella. A Tita la noticia le pilló en Roma y nunca se ha perdonado el no haber estado a su lado, aunque pudo esparcir sus cenizas en Sant Feliu.
Viuda desconsolada regresó a España y se refugió en la noche y debutó como actriz. Así conoció a su segundo marido, Espartaco Santoni , actor y productor con fama de latin lover. Se enamoró locamente y se casaron en Nueva York en febrero de 1975. Santoni, arrastraba deudas millonarias y terminó arruinándola. «Me cortaron el agua, la luz. Recuerdo que era invierno y dormía con una manta y un abrigo. Fueron momentos muy duros», dijo ella en una entrevista. En 1976 fue detenido por presunta estafa y falsedad de documentos y pasó 35 días en la cárcel madrileña de Carabanchel. Carmen se quedó sin casa y sin muebles para sacarle de allí. Pero luego le dejó, y más tarde se enteró de que su matrimonio no fue legal. Espartaco era bígamo y su matrimonio fue declarado nulo.
Tita se consoló con Manuel Segura , un publicista con el que mantuvo una relación de dos años fruto de la cual nació su primer hijo Borja, el 24 de julio de 1980, un año antes de conocer al barón. Nunca llegaron a casarse, pero siempre han seguido siendo íntimos amigos. Él fallecía este jueves en Madrid y la baronesa no acudió a darle el último adiós porque sigue confinada en Andorra y quiere evitar exponerse al contagio, pero está devastada.
Como lo estuvo el día que perdió al que según ella fue el gran amor de su vida, el barón Hans Heinrich Thyssen-Bornemisza . Así relató él su primer encuentro: «Algo me llevó a intuir que la felicidad que había estado buscando a lo largo de mi vida podía estar al alcance de mi mano. A partir de entonces, no quise perderla: sólo quería estar a su lado».
La huella del barón
Ocurrió durante un crucero por Cerdeña el verano de 1981. En España no era conocido, pero en el extranjero era famoso tanto por sus cuadros como por su agitada vida matrimonial. Se casaron en agosto de 1985 en un juzgado de Worcestershire (Inglaterra). El barón adoptó a Borja con el permiso de Manuel Segura, que quería lo mejor para el niño. El barón falleció en mayo de 2002, pero antes había conseguido el Pacto de Basilea, un acuerdo por el que Tita y sus cinco hijos (fruto de varios matrimonios) se repartían sus bienes y traer su colección a España. El mes pasado se cumplieron 18 años de su muerte y Tita aseguró en la revista «¡Hola!» que aún lo echa de menos y que sueña con él y le encanta recordar lo bien que lo pasaban juntos. Era tan especial que nadie ha conseguido ya ocupar su lugar.
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