MODA
Raf Simons, de la alta costura a la industria del logo por 18 millones de euros al año
Con el fichaje del ex fuera diseñador de Dior, Calvin Klein espera aumentar sus ventas
Y sigue el juego de las sillas. Desde hace meses se comentaba la posibilidad de que Raf Simons se convirtiese en el nuevo encargado de revitalizar la marca Calvin Klein , que pasa horas bajas en cuanto a ventas y notoriedad. La operación se confirmó de manera oficial hace unos días.
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Actualmente propiedad del grupo PVH Corporation , la marca hace tiempo que ya no cuenta en el día a día con la mente creativa del propio Calvin Klein . Este neoyorquino nacido en el Bronx, pertenece a la hornada de los creadores del sport chic norteamericano, junto con Ralph Lauren y Tommy HIlfiger . Calvin Klein, que llevó su marca a la cumbre con el anuncio de una cuasi infantil y cuasi desnuda Brooke Shields , consiguió forrarse de verdad con la venta de ropa interior –para ellos y ellas– marcada con una banda elástica con sus siglas. Se trataba de una manera de gastar 10 veces más en ropa interior de lo necesario, algo que siempre ha complacido a los nouveaux riches.
La verdadera consagración de Calvin Klein llegó con los perfumes de la marca, que hicieron de oro a Calvin y lanzaron al estrellato a la misteriosa y entonces desconocida Kate Moss , que estos días navega en aguas griegas con un nuevo novio al que le saca 15 años. Pero tras su separación de Kelly Klein , su esposa, consejera y escudo vital, Klein no volvió a ser el mismo. Ralph Lauren y Tommy Hilfiger le han comido el terreno en el sector del sport chic, con sus polos y camisas. Y multiples marcas de moda o ropa interior han replicado su invento de la banda elástica con nombre y logotipo, desde Emporio Armani a CR7 , pasando por otras marcas de baja estofa. En su estilo de prêt-à-porter, Calvin siempre fue un purista, imitando en cierto modo a Armani y al ya desaparecido y copiado Halston .
Raf Simons, por su parte, encontró harto difícil aguantar el tirón en Dior, una casa exigente para la cual probablemente no era los suficientemente sofisticado. Simons venía de la austera escuela de Amberes, y tras ejercer de director creativo varios años para la purista marca Jil Sander , seguía haciendo gala de su estilo germánico y minimalista. Cuando dejó Christian Dior en otoño de 2015, la casa francesa tampoco estaba especialmente satisfecha con su trabajo, ya que la tarea de sustituir al genial John Galliano no ha sido un camino de rosas para ninguna de las partes. Dior ha permanecido huérfana de director creativo hasta que hace unas semanas el grupo LVMH anunció el fichaje de la cumplidora Maria Grazia Chiuri, hasta entonces parte del tandem creativo de Valentino .
Raf Simons ha estado sin rumbo fijo durante un largo periodo sabático, en el cual no le han faltado ofertas. La marca Calvin Klein ha estado cortejando al belga durante meses, hasta conseguir que Simons acepte llevar su timón creativo. No ha sido fácil la negociación, porque no hay que olvidar que Raf Simons venía de Dior, una de las grandes casas de costura francesas, y Calvin Klein ahora vende principalmente «bragues» –como dicen las asturianas de interior–. La noticia no se ha confirmado hasta que ha expirado oficialmente el contrato previo de Simons con Christian Dior.
Hacer pasar a Simons de la «Haute Couture» a un negocio de slips y «bragues» de algodón con logotipo, habría costado al grupo PVH un sueldo de 18 millones de euros anuales y la concesión de poderes plenipotenciarios al antiguo creativo de Dior. La simplicidad y modernidad de Raf Simons pueden hacer de él un fichaje perfecto para la casa norteamericana, si bien se le pide un 25% de aumento en las ventas y la experiencia de Simons en artículos más básicos como la ropa interior, la perfumería o los vaqueros, es casi inexistente.
La pregunta en el sector es si PVH confiará en Simons para elaborar las provocativas y e ficaces campaña de publicidad que solía inventar Calvin Klein o tendrán que confiar esta parte del negocio a otra persona o entidad. La respuesta está por ver pero no parece que ni Raf Simons, ni los recientemente despedidos Francisco Costa e Italo Zucchelli , contasen con la capacidad de orquestar campañas tan potentes como las que Calvin supo llevar a cabo durante tres décadas para lanzar su nombre universalmente.