De Princesa de Grecia a futura Reina de España
El 2 de noviembre de 1938, Doña Sofía vino al mundo en Atenas. Los grandes acontecimientos del siglo XX marcaron su destino. Esta semana cumple 80 años
El suyo fue un nacimiento muy esperado: el 2 de noviembre de 1938, la Princesa Federica de Grecia dio a luz a su primer hijo en su propia residencia, un palacete en el barrio residencial de Psijicó, a pocos kilómetros de Atenas. El entonces Príncipe Pablo , marido de Federica, esperaba en el salón junto al primer ministro y se les anunció que era niña. Muchos atenienses se acercaron a felicitar a los padres de la criatura y, al parecer, ellos fueron quienes clamaron el nombre de Sofía , el mismo que el de la abuela de la recién nacida , la Reina Sofía de Grecia . Pablo y Federica de Grecia, sin embargo, preferían Olga , igual que la bisabuela y esposa del Rey Jorge I , creador de esta dinastía helena. Semanas más tarde, la recién nacida fue bautizada en el Salón de Gala del Palacio Real de Atenas con el nombre d e Sofía Margarita Victoria Federica , Princesa de Grecia y de Dinamarca. Su padrino fue el entonces Rey Jorge II , tío paterno; y sus madrinas, las Reinas de Italia e Inglaterra, aunque no pudieron estar presentes.
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«Una niña muy bonita, muy rubia, con el pelo rizado» , decían quienes la conocieron entonces. Y, también, muy cercana a sus padres y a sus otros dos hermanos, Constantino , nacido en 1940, e Irene , quien vino al mundo en 1942, cuando la Familia Real ya se encontraba en el exilio, en Sudáfrica, país al que habían llegado un año antes -también pasaron por Egipto-. Acabada la contienda, en 1946 volvieron a una Grecia arrasada por las invasiones italiana y alemana, y la posterior guerra civil. Para ello hizo falta el referéndum del 1 de septiembre de 1946, por exigencia de Winston Churchill , en el que el 65,4% de los votantes aprobó la vuelta de la monarquía. El regreso fue duro: el palacete de Psijicó había sido saqueado, lo mismo que la finca Tatoi, a las afueras de Atenas. Pero con el tiempo se restableció el orden y Sofía acudía a la escuela griega Arsakio. En su aula -que era un anexo del colegio- estudiaban niñas de todos los estamentos sociales: de la hija del carbonero a la del almirante.
Un cambio inesperado
El gran cambio llegó el 1 de abril de 1947 con la inesperada muerte del Rey Jorge, su tío, por un ataque al corazón. No dejó hijos. En pocos días, Sofía se convirtió en la hija mayor de los Reyes de Grecia. Se mudó al Palacio Real, residencia que alternaban con estancias en la finca de Tatoi. El colegio seguía siendo el mismo y sus rutinas, también: vida familiar en la finca, actividades deportivas -clases de vela y de equitación-, acampadas con las Guías Griegas, lecciones de bailes griegos o sesiones de cine. Y deberes. La Princesa Sofía era buena alumna y una hija responsable , siempre sonriente y dispuesta cuando acompañaba a su madre en sus múltiples actividades por toda Grecia. Visitas en ocasiones muy difíciles, pues se trataba de recorrer un país pobre y dividido.
Ya adolescente, Sofía fue enviada a un internado al sur de Alemania que dirigía un hermano de su madre, el Príncipe Jorge Guillermo de Hannover . En el Schule Schloss Salem aprendió alemán -ya dominaba el griego y el inglés- y siguió una disciplina diferente: la que dictaban los principios educativos de Kurt Hahn . A su vuelta a Grecia, realizó trabajos de Arqueología junto a su hermana Irene, bajo la dirección de la severa señora Arvanitopúlu , y se esforzó en la práctica de la vela. De hecho, formó parte del equipo olímpico que ganó el oro en los Juegos de Roma en 1960. También consiguió entrar en la Escuela de Puericultura «Mitera» -«madre» en griego-. «Le encantaban los niños y era muy aplicada en las clases . Ella era la única alumna externa, pero siempre llegaba la primera y no tenía trato de preferencia», comenta una de sus compañeras, Nelly Alexopúlu , quien confirma a ABC que ya ha enviado a Doña Sofía su tarjeta de felicitación por su 80 cumpleaños.
La Familia Real griega tenía trato con la española. Incluso, invitaron a los Condes de Barcelona y sus hijos - Don Juan Carlos, Doña Pilar y Doña Margarita - al palacio de verano de Corfú, tras el fallecimiento de Don Alfonsito en 1956. Se frecuentaban en bodas y fiestas, pero fue tras el enlace en Londres de los Duques de Kent , en 1961, cuando Don Juan Carlos y Doña Sofía de verdad se «miraron». Su noviazgo prosperó a pesar de muchos problemas diplomáticos y religiosos, con el continuo apoyo de la Reina Victoria Eugenia , que tanto quería a su nieto Don Juan Carlos. La boda tuvo lugar el 14 de mayo de 1962 en Atenas, con dos ceremonias religiosas en la Catedral Católica y en la Ortodoxa, con el permiso del Papa Juan XXIII . Sofía había estudiado aplicadamente español con Julia Iatridi , la hija del músico José Bustinduy . Y, con suma discreción, se convirtió al catolicismo días después del enlace, renunciando además a sus derechos dinásticos griegos.
La ya Princesa Sofía de España no dejó de frecuentar su tierra natal: tras el fallecimiento de su padre, en 1964, visitaba a su hermano Constantino, ya convertido en Rey de los Helenos, y al resto de su familia. Precisamente el 21 de abril de 1967, cuando tuvo lugar el golpe de estado, Doña Sofía se encontraba en Atenas. Se cerraron los aeropuertos y el suyo fue el primer vuelo que pudo despegar días después. Desde entonces y hasta el viaje oficial de los Reyes de España en 1998, no volvió a pisar su país de nacimiento -de donde su familia de nuevo tuvo que exiliarse-, salvo para acudir al doloroso entierro de su madre, en 1981.
«Contacto constante»
Durante los últimos años, la presencia de Doña Sofía en Grecia ha ido en aumento : acontecimientos familiares, exposiciones, aniversarios, visitas privadas... «Su contacto es constante», comenta la que fuera su compañera de estudios Ioana Ravani : «Hasta cuando hay terremotos en Grecia, me llama de inmediato y pregunta por todos».
Sus visitas, ahora, más bien se dirigen a Porto Jéli, en el Peloponeso, donde se instaló un Constantino delicado de salud. Y siempre en privado, acude a la hoy nacionalizada finca de Tatoi, donde está la tumba de sus padres.