Pepa Flores, desde su rincón de La Malagueta: «Todavía siguen acordándose de mí»

La eterna Marisol tendrá un Goya de Honor por su carrera. Pocos saben si reaparecerá en la gala

Tras la retirada Pepa Flores en 1988, durante un homenaje EP

Víctor Abril

Marisol, o Pepa Flores (71 años), como prefieran recordarla, recibirá un Goya de Honor a su carrera , un premio que tal vez debió obtener muchos años atrás, pues nadie ha podido hacerle sombra a lo largo de las más de tres décadas de retiro en su Málaga natal. Supo apartarse a tiempo, cuando estaba en la cumbre y con un estatus económico suficiente como para vivir sin servidumbres. A lo largo de 33 años, ha conseguido su objetivo de mantenerse al margen, por más que la hayan tentado productores, cadenas de televisión, editoriales... Solo se deja ver en público cuándo y cómo ella quiere, que ha sido en contadísimas ocasiones y tras las que regresa a su playa, a su huerto, a su vida junto a Massimo Stecchini -su pareja desde 1988, tras dos matrimonios frustrados con Carlos Goyanes y Antonio Gades -, a sus rutinas...

La repercusión del prestigioso galardón podría romper la placidez en la que se arropó tras sus vertiginosos 37 primeros años de vida. Según ha podido saber ABC, al enterarse de la concesión del Goya de Honor, Pepa Flores comentó a su entorno casi con asombro: «Todavía siguen acordándose de mí ». ¿Estará ella dispuesta a retomar un efímero papel estelar en la gran noche del cine español? ¿Declinará su presencia y delegará en alguien de confianza?

Niña Prodigio Una pequeña Marisol en un viaje a Chile EP

Tras sus pasos

Cuando dos de las tres hijas que tuvo durante su convivencia con Gades, la actriz María Esteve (44) y Celia Flores (38) -la tercera es Tamara Esteve (43)-, decidieron aventurarse en un terreno en el que ella cosechó un éxito arrollador desde que era una cría, más de uno pensó que acabarían siendo unas émulas de Marisol. Pero no fue así: devotas de su progenitora, carecen del «ángel» de la deslumbrante Pepa Flores. Y es que a lo largo de una veintena de películas, lo que se vendía era la propia Marisol, no la producción en sí misma.

Celia, durante sus inicios en la música, tuvo que ayudarse de un trabajo como vendedora para salir adelante. Cualquier otra chica habría recurrido a la autora de sus días para tratar de promocionar su carrera, pero ella estaba muy segura de que Marisol no iba a dejar su retiro para ampararla de una manera tan evidente. Eso sí, Pepa Flores siempre ha permanecido en la sombra enseñando a su prole a seguir adelante. «Por ser como es, yo la respeto mucho. No le pedí que cantara en mi disco o que apareciera a mi lado en las fotos, porque conozco perfectamente su forma de ser y sé que no va a cambiar su postura por ningún motivo», decía Celia Flores a este periódico. «Naturalmente lo acepto sin más pues siempre fue así», añadía.

Carlos Goyanes

El dinero fue lo de menos para Pepa Flores. En sus años de matrimonio con Carlos Goyanes nadó en la abundancia: recogían los frutos de las 15 películas de la estrella malagueña producidas por Manuel Goyanes , su suegro y artífice de que a los 12 años se pusiera ante las cámaras en «Ha llegado un ángel». Desde su retiro, no nada en la abundancia, pues en la etapa en la que ella era la máxima figura los sueldos no eran tan altos como en la actualidad y ella no era precisamente quien se llevaba la porción más suculenta del pastel.

La segunda edad La artista malagueña a principios de los 70

Hoy vive con una gran dignidad y sin problemas, al lado de Massimo, once años más joven que ella y del que se sabe poco, pues juntos han construido una vida privada totalmente alejada de la mirada pública -que no de la curiosidad-. Se sabe, eso sí, que en los últimos tiempos se compraron una casa con un huerto, en la que tienen gallinas y un terreno para llevar una vida campesina, aunque Pepa disfruta en la ciudad de Málaga , rodeada de la gente que la conoce bien y que la deja vivir su manera. A Pepa Flores se la respeta porque se hizo respetar.

Se ha hablado mucho del motivo que dio al traste con su carrera de éxito, aunque lo cierto es que nadie, salvo la propia Pepa Flores, lo sabe. Para algunas personas fue su desnudo en la portada de «Interviú» lo que abrió la cuenta atrás hacia el adiós definitivo, pero jamás ha hablado sobre sus verdaderos motivos . Los cierto es que su aparición en aquella publicación abierta en 1978 y cerrada en 2018 fue una auténtica conmoción: la angelical niña prodigio convertida en musa del destape. Fue el número más vendido, del que todo el mundo hablaba y por el que cobró la friolera -para la época- de un millón de pesetas.

La actriz y cantante en las calles de Málaga, en 2018 GTRES

Recientemente se ha ofrecido un programa de televisión dedicado a la actriz y cantante, pero no ha sido lo que esperaba el público porque Marisol ha protegido muy bien su vida privada. Me refiero, claro, a «Lazos de sangre», donde se evidenció que el mito sigue y seguirá en la sombra, porque, si alguna vez lo tuvo, el afán de protagonismo lo dejó muy atrás. Incluso hay quien apunta que todo lo que hizo en su vida de estrella fue para ayudar a sus padres . Por supuesto, esto es algo que solo ella conoce y que jamás reconocerá.

Abuela feliz

«El día que le conté a mi madre que le iba a hacer abuela, fue, según ella, el día más feliz de su vida», explicaba Celia a ABC. Y aseguran que Pepa Flores «nunca va a cambiar. Nos da consejos, pero siempre en casa y nos son muy útiles porque ella sabe mucho sobre el mundo que hemos elegido mi hermana y yo».

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