Un paseo en moto náutica con la primera dama
Este fin de semana Brigitte Macron se dejó fotografiar durante una jornada marinera en Brégançon
En los últimos veranos -o más bien en las últimas presidencias- «pescar» a la primera dama de Francia durante sus vacaciones se había convertido en un suculento negocio para los paparazzis: la foto de la señora de... en biquini ha cotizado al alza , precisamente desde que Carla Bruni se instalara en el Elíseo en 2008, una vez que Cécilia Attias diera la espantada y dejara plantado a Nicolas Sarkozy a los pocos meses de que este llegara al poder. Claro que «disparar» con el objetivo a la bella Carla no tenía más mérito que el de la paciencia: casi se diría que sus apariciones en biquini blanco en la Costa Azul costaron poco y se valoraron mucho, pues a los Sarkozy les encantaban que los fotógrafos les siguieran cuando ellos gastaban alpargatas a lomos de una vespa.
Con la presidencia de François Hollande el asunto de retratar a su consorte a la orilla del mar se fue complicando, tras la imagen de una estupenda Valérie Trierweiler con un dos piezas negro en las aguas del célebre Fuerte de Brégançon, levantado en una pequeña península de la región de Provenza- Alpes-Costa Azul , frente al p ueblecito de Bormes -les-Mimosas (7.800 habitantes). No le hizo ninguna gracia. Y retratar a Julie Gayet -la mujer que desalojo a Valérie del corazón de Hollande- resultó misión imposible: hasta que el expresidente socialista no salió del Elíseo, la pareja que protagonizó un monumental escándalo en enero de 2014 no se la vio junta en público. Y este verano ha sido en un chiringuito.
Casi tan difícil de fotografiar a Gayet estaba resultando conseguir una instantánea de Brigitte Macron, quien junto a su marido, el presidente Emmanuel Macron , días atrás se blindó en Brégançon . Y decimos casi, porque ayer se obtuvieron las primeras imágenes de la actual primera dama en traje de baño.
Se realizaron a gran distancia y mientras se daba una vuelta en moto náutica en las aguas que rodean la fortaleza, que los Macron han acondicionado a su gusto, con la construcción de una nueva piscina para evitar el acoso de los paparazzis y poder darse un baño sin mirones. Precisamente el pasado verano, un fotógrafo de la revista «VSD» acabó con sus huesos en el calabozo después de que merodeara por los alrededores de su residencia en Marsella. Este fin de semana, Brigitte se ha aventurado a salir. Aunque, dado que el matrimonio no da puntada sin hilo, la foto de la primera dama en moto náutica tiene pinta de haber sido «consentida».
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