Olalla, la escudera fiel de Fernando Torres desde hace catorce años

Desde que se conocieron no se han separado. Nunca se ha lucrado por ser «mujer de futbolista»

Olalla junto a Fernando Torres  UTT
Beatriz Cortázar

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Cuando Fernando Torres (32 años) conoció a su mujer Olalla Domínguez (30) ésta acababa de cumplir los 16. Aquel verano en la Costa da Morte fue tan intenso, que desde entonces la pareja no se ha separado para nada. Ni tan siquiera han tenido alguna crisis y tampoco han protagonizado ningún titular escandaloso. Por eso, cuando la noche del jueves vio a su marido desplomarse durante el partido contra el Deportivo en el estadio de Riazor en La Coruña, a Olalla se le paró el corazón. Torres sufrió una conmoción cerebral a causa de un choque frontal y pasó la noche en el hospital. Ayer, en cuanto el delantero del Atlético de Madrid despertó, lo primero que hizo fue llamar a su mujer para decirle que estaba bien. «Se han gastado alguna broma por teléfono», comentó José Antonio Martín , el hombre de confianza de Torres. Ahora pasará unos días en casa de los padres de Olalla antes de volver a Madrid por carretera.

Arraigo familiar

Discreta en todo lo que hace, en el barrio compostelano de Olalla cuentan que siempre fue una joven responsable y buena estudiante , que le encantaba patinar y que estaba muy apegada a los suyos. Así fue hasta el día que tuvo que hacer las maletas y mudarse a vivir con Torres, el «Niño», y padre de sus tres hijos: Nora, Leo y Elsa . Olalla sabía que la carrera deportiva de su pareja exigía abandonar su tierra y nunca lo dudó, aunque sí le costó. De ahí que siempre que puede intente viajar para ver a sus seres queridos, algo que hacía de manera casi rutinaria en los primeros tiempos de su noviazgo, cuando no había niños ni estancias en Inglaterra.

«Es una mujer tremendamente familiar, igual que Fernando. Viven en La Finca (Pozuelo de Alarcón) pero no hacen apenas vida social . A los dos les encanta llevar y recoger a los niños en el Colegio Americano, donde estudian», cuenta un amigo del matrimonio. Y añade: «Olalla, como tantas madres, les acompaña en sus tareas extraescolares hasta que llega la hora de ir a casa a preparar los baños, las cenas...». Los planes de los Torres siempre giran en torno a los pequeños y de ahí que hoy las amigas de Olalla sean sobre todo las mamás de los compañeros de sus hijos. Las fiestas de cumpleaños y otras reuniones hacen que el circulo social se restrinja a ese ambiente donde se sienten muy cómodos y realizados.

A Olalla durante estos años le han surgido mil oportunidades de convertirse en una «celebrity» por el interés que muchas marcas tienen sobre las esposas de los futbolistas. Aunque ella estudió Asesoría de Imagen en la Universidad Francisco de Vitoria, lo cierto es que solo ejerció durante los primeros años de su relación, y fue para trabajar en la firma Hugo Boss, primero en España y después en Inglaterra. Con la llegada de los niños dejó todo para centrarse en sus bebés pero antes de aquello hizo una única excepción a la hora de posar en un photocall y fue para la firma de novias Rosa Clará en un acto al que acudió en compañía de Yolanda Ruiz , la esposa del portero Pepe Reina . No se vistieron de novias, pero sí con los diseños de fiesta de esa temporada y Olalla -además de confesar que era una mujer plenamente feliz junto al amor de su vida-, también dio muestras de ser encantadora y sumamente discreta. Unos meses después de aquel acto, en mayo del 2010, se casaban en un acto privado con apenas cuatro personas en el juzgado de El Escorial y a menos de un mes del nacimiento de su primer hijo. Desde entonces le han surgido muchas oportunidades para dedicarse a esas promociones pero su respuesta siempre ha sido la misma: «No, gracias».

Cuentan los cercanos a Torres que ha sabido invertir muy bien sus ahorros y que dispone de buenos asesores a la hora de adquirir inmuebles o crear empresas. Tiene una cadena de gimnasios Nine Fitness, entre otras ocupaciones, pero incluso en esos detalles también son discretos y no aprovechan la fama para promocionar sus negocios. «Olalla es adorable y de lo más normal. Estar casada con una figura como Torres no le ha cambiado para nada. Sigue manteniendo sus amistades de siempre y no le interesa el faranduleo ni emular a otras esposas de futbolistas que tienen marcas de ropa o blogs en revistas . Los dos se parecen mucho, incluso en los físico, y de ahí que resulten una familia muy unida y feliz que sólo quieren disfrutar de los suyos. El hecho de haber estado fuera de España también les ha unido más y puede que esa sea una de las claves de lo bien que se llevan», añade la misma fuente.

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