Ana Obregón y Antonia Dell'Atte: la historia dos divas enfrentadas por un hombre

Declaraciones, acusaciones, demandas, fotografías y exclusivas llenaron cientos de páginas del papel couché y protagonizaron las parrillas en tertulias del corazón

Ana Obregón y Antonia Dell'Atte ABC

R. F. de Buján

Esta mañana Alessandro Lequio , en condición de colaborador de «El programa de Ana Rosa», ha opinado sobre la actual guerra que mantienen Kiko Rivera y su madre, Isabel Pantoja , por la herencia de Paquirri . En el espacio de hoy se ha hablado sobre el matrimonio de la tonadillera y el torero, y el hecho de que desde el primer momento Doña Ana vivía en Sevilla en un piso que se comunicaba con el de su hija y nunca se separó de su lado. En ese momento, el conde Lequio comparó este matrimonio con el suyo propio con Antonia Dell’Atte. Tal y como reveló Lequio, después de casarse con la italiana, gran parte de su familia se trasladó a vivir con ellos. «Llegaron de repente como okupas a mi casa. Empezaron a aparecer todos. Yo le decía a Antonia que no había sitio y ella decía que no pasaba nada, que dormían en el suelo. Tras. Los invitas a comer y se quedan a hacer la siesta en casa. Es la vida misma», dijo ante la atenta mirada de sus compañeros. «A mí no se me ocurriría. Por respeto, por decencia. La familia es la familia, todo el resto fuera», añadió.

Fue el 12 de octubre de 1987 en el ayuntamiento de Milán -tan solo cuatro meses después de iniciar su relación- cuando se celebró la boda entre Alessandro Lequio y Antonia Dell’Atte. Una historia de amor entre un aristócrata acomodado y una joven modelo italiana que acabó con un hijo y un intercambio de acusaciones que aún dura, más de 35 años después.

Según él mismo contó a su biógrafa Ruth Baza en su libro: «La dolce vita de Alessandro Lequio», confiesa que lo que más le gustó de la musa de Armani al principio fue su cara «Esa cara con un enorme carácter, con tanta personalidad. La cara me dice mucho de la persona que tengo enfrente, por eso las mujeres que han estado conmigo siempre han tenido algo más que unos rasgos bonitos. Pero, sin duda, Antonia es la que más me ha impactado», confesó.

La familia de Alessandro nunca aceptó su relación con la italiana por su origen humilde y su trabajo como modelo. Hasta tal punto que su madre, Donna Sandra , no acudió a la boda a pesar de haber sufrido ella también la desaprobación por parte de sus suegros. Solo estuvieron cuatro meses de noviazgo y a la familia del conde no le sentó nada bien las prisas de la boda que se debían a que Antonia ya estaba embarazada . El 2 de abril de 1988 nació su hijo Clemente .

Antonia Dell'Atte y Alessandro Lequio en el año 2000 BP

Dos años después el matrimonio, que ya hacía aguas y se mantenía única y exclusivamente por su hijo, aterrizaron en Madrid. Fue en los meses posteriores cuando entró en juego la tercera en discordia: Ana García Obregón . Ocurrió en las navidades de 1990 y la entrada al año 1991. «El matrimonio estaba roto, pero yo no podía dejarlo. Tenía que encontrar un momento oportuno», confesó Antonia años después. Aquella relación fue un auténtico bombazo en los medios. Alessandro, sobrino del Rey Don Juan Carlos que llegó a Madrid por su trabajo en la firma de automóviles Fiat, abandonaba a su bella esposa, musa de Armani, por el amor de una española . La prensa pilló al conde con la joven actriz, hija de un poderoso empresario de la construcción, a principios de ese mes de febrero y cuatro días después ya se dejaron fotografiar sin ocultarse de las cámaras. Una vez más, los celos de la abandonada fueron pasto de todas las crónicas.

Divorcio denegado

La nueva pareja se convirtió en los indiscutibles reyes del corazón. Entre ambos escribieron una historia que, a términos de morbo, supera cualquier telenovela. Alessandro Lequio y Ana Obregón no solo se negaban a esconder su amor, sino que lo proclamaban a los cuatro vientos. De hecho, en el programa que la joven presentaba, el conde le pidió matrimonio frente a miles de espectadores -sin haber siquiera firmado el divorcio de su primera mujer- y ella no dudó en aceptar. Fue el culebrón del verano en el que los odios, las envidias, la rivalidad y las pasiones se pusieron de manifiesto entre las familias implicadas. Ana reconoció años después que no se casó con Alessandro porque Antonia no le dio el divorcio -algo por lo que dijo estar agradecida porque su relación también se rompió al poco de nacer su hijo Álex -.

Ana Obregón y Alessandro Lequio en 2003 Julián De Domingo

El triángulo Ana Obregón-Alessandro Lequio-Antonia Dell'Atte fue durante años la comidilla de las crónicas sociales. Declaraciones, acusaciones, demandas, fotografías y exclusivas llenaron páginas y páginas del papel couché y protagonizaron horas en tertulias del corazón. Antonia Dell'Atte, que siempre ha demostrado que su fuerza está en su lengua, en su vocabulario, en sus adjetivos y en sus opiniones no dudó en arremeter contra Ana García Obregón . «No puedo tener celos de alguien inferior a mí en todo. Tener celos de alguien así sería faltarme el respeto a mí misma», decía la italiana. « Me vuelve loca que me critiquen . Me excita mucho que la gente hable mal de mí», contestaba la actriz. Antonia «es una inestable», que «mi único pecado ha sido desenamorarme de ella», que «el gran perjudicado ha sido mi hijo Clemente por no tener la presencia de la figura paterna, puesto que desde hace mucho tiempo no tengo ninguna relación», añadía el conde.

Ahora, entre ambas reina la cordialidad y así lo exteriorizan cada vez que su enemistad sale a relucir . «La vida nos pone a todos en nuestro sitio. Con Antonia estamos donde debíamos haber estado, y, como hemos dicho, las dos somos madres luchadoras que hemos sacado a nuestros hijos adelante cada una por su lado con nuestro trabajo y esfuerzo. Y eso creo que en una sociedad se debería admirar», declaró Ana en 2016. Incluso protagonizaron una portada en «¡Hola!» en la que aseguraban haber hecho las paces. « No somos íntimas , no nos adoramos y no lo hacemos todo juntas, pero nos llevamos muy bien. La nuestra es una reconciliación de verdad».

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