Muere el fotógrafo de moda Peter Lindbergh, uno de los artífices del fenómeno de las topmodels de los 90

Tras sus estudios de pintura y su paso por la publicidad en Düsseldorf, terminó fotografiando a las más famosas de la alta costura como Christy Turlington, Naomi Campbell, Linda Evangelista y Cindy Crawford

Peter Lindbergh AFP

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Hasta la última de sus fotografías se negó a servirse de la tecnología a su alcance, de la «relidad aumentada». Ni postproducción, ni suavizado con ordenador, ni el pelo de la modelo ordenado, ni arrugan arrugas eliminadas. Hasta su fallecimiento a los 74 años de edad, la negativa de Peter Lindbergh a arrodillarse ante la perfección fue su marca registrada, su principal característica y lo que durante décadas ha diferenciado sus retratos, dirigidos a la esencia de la persona, sin importar lo «de andar por casa o famosa que esta fuese», como le gustaba repetir. Pero lo cierto es que, tras sus estudios de pintura y su paso por la publicidad en Düsseldorf, terminó fotografiando a las más famosas de la alta costura como Christy Turlington, Naomi Campbell , Linda Evangelista, Cindy Crawford, Stephanie Seymour, Isabella Rossellini, Nastassja Kinski y Tatjana Patitz, además de realizar proyectos con Karl Lagerfeld, Giorgio Armani y muchos más. Sus fotografías han sido publicadas por revistas, como Stern, Harper's Bazaar y Vogue. El fenómeno de las supermodelos no hubiera sido posible sin él y era considerado uno de los fotógrafos del mundo de la moda por excelencia, sobre todo en blanco y negro.

«Siempre exigía un maquillaje mínimo y un peinado sencillo. Quería que su cámara viese a la persona tal y como es, extraer esa belleza formada por una mezcla de ADN y experiencias que cristaliza en una actitud, en una mirada», recuerda hoy un gran admirador de su obra, el director de cine alemán Wim Wenders. «Hay actores o modelos que se hacen retoques, pero es sólo la fachada lo que cambia», explicaba Lindbergh en vida, «pero cuando los ves, el día que los fotografías, te das cuenta de que no son ellos. Y aún así tú tienes que hacer la foto y no f otografías la arquitectura , el armazón, tú fotografías lo que sale de su interior y te llega a ti».

Peter Lindbergh

Nació en Polonia y su infancia transcurrió en Duisburg, ciudad que describía como «tan fea que hace que todo lo demás parezca bonito». Entró a trabajar en la revista «Stern» junto a Helmut Newton o Guy Bourdin, pero pronto se desmarcó de ellos creando su propio discurso visual, más cerca de la fotografía documentalista que de las imágenes cargadas de artificio que imperaban en la moda de los años setenta y ochenta. Él fue el responsable de que la frescura, las caras lavadas y las poses naturales estuvieran por fin representadas. Casi siempre prefería el blanco y negro porque, según contaba en una entrevista, «cuando un rostro está cerca de la perfección, retratar en color le resta mérito».

Parisino de adopción, con casa también en Londres y Nueva York, compartía tiempo y confidencias con las modelos con las que trabajaba. Uno de sus últimos trabajos fue la edición inglesa de «Vogue» editada por Meghan Markle y, en medio del gran secreto que rodeó el proyecto, tuvo ocasión de reunirse con varios de sus iconos más célebres. «Es una gran érdida», ha declarado Claudia Schiffer tras conocer su fallecimiento, «perdemos una mirada exquisita y muy auténtica, que aportó muchísimo a la creación de moda y que, literalmente, convertía en oro todo lo que fotografiaba con su cámara porque sabía ver aquello más bello que hay en cada pose y que a muchos otros ojos se les escapa».

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