Bimba Bosé ha muerto esta mañana en el Hospital Ramón y Cajal a los 41 años. «La modelo había estado ingresada varias veces a lo largo del último mes», según informan fuentes cercanas. Bimba Bosé, madre de dos niñas pequeñas, Dora de 12 y June de 5 años, se había trasladado a Cádiz en esta última etapa de su vida. La maniquí estaba viviendo esta lucha contra el cáncer al mismo tiempo que uno de sus mejores amigos, David Delfín. El diseñador actualmente lucha contra tres tumores cerebrales y mostró recientemente en la revista «Vogue» las secuelas de su operación. Bimba siempre ha mirado de frente al cáncer y ha luchado contra la metástasis que tenía en varias partes del cuerpo, aunando la medicina tradicional con las terapias y cuidados que podían mejorar su calidad de vida y su recuperación. «Como todas las personas tengo mis días. El umbral de lo emocional lo tenemos todos muy distinto y hay días que me afecta todo. Estoy feliz de vivir con mis hijas que son adorables y muy queridas por toda la familia y ellas me ponen las pilas. Les encanta la música y lo hacen de forma natural. No descarto hacer una canción con ellas», contaba en su última entrevista a este periódico. Bimba nunca titubeó a la hora de hablar de la metástasis. «Fui diagnosticada hace dos años y sigo con cáncer. Y ahí estoy. Tengo metástasis en huesos, hígado y cerebro. Es una palabra que da más miedo que el cáncer porque se identifica con la muerte inevitable. Tengo los huesos destrozados pero estamos trabajando para reconstruir todo y hay formulas. La dieta alcalina es muy efectiva pero hay que documentarse bien. Yo recurro a la medicina y a todo lo que me ayude», concluía. La modelo atendió hace unos meses a la periodista Beatriz Cortázar para hablarle de su estado y de la evolución del cáncer que padecía y que ha causado su muerte este 23 de enero. Todos los años se sumaba a la campaña de Ausonia contra el cáncer de mama colocándose el tradicional pañuelo rosa y animando a las mujeres que no dejen sus revisiones médicas y que la prevención sigue siendo la mejor arma contra esa enfermedad. Su hija Dora fue la primera que supo que su madre tenía cáncer. «Mi hija pequeña está viviendo esta enfermedad con mucha naturalidad y por eso no sé hasta qué punto es consciente», explicó en la entrevista. Hace pocos meses decidió cambiar de médicos «creo que los cambios son muy importantes. Mi consejo es que la gente se entere bien de lo que está pasando con su organismo y tienen que tomar las riendas de su enfermedad. El cáncer puede volver en cualquier momento y de ahí la necesidad de saber cómo funciona tu organismo, tu sangre... No quiero ser más explícita porque luego la gente se altera y critica pero yo he aprendido mucho», explicó durante la entrevista. Bimba siempre tuvo palabras de amor y agradecimiento para su pareja. «Charlie es fundamental en mi vida, es perfecto. Cuando estas así tener una persona como él que te apoya en todo es emocionante», confesó. Aunque los médicos le decían que no se tatuara más no descartaba llenarse la piel de flores «por este momento tan de naturaleza que vivo ya que por fin está saliendo la pueblerina que hay en mí. Aun así estoy abierta a todos los cambios, igual en un año me mudo a Argentina u otro lugar», explicó. Bimba se emocionaba de verdad cuando le nombraban a su amigo David Delfín que lucha contra unos tumores cerebrales. «No quiero hablar de él porque me pongo a llorar. Le admiro mucho porque su lucha es más dura pero todos vamos encontrando el lugar donde estamos mejor. Seguimos hablando mucho y yo siempre le doy el coñazo con el último descubrimiento que he encontrado», comentaba. A la pregunta de si le gustaría volver a casarse su respuesta era muy clara. «El compromiso que tengo con Charlie no puede ser más verdadero. No nos hace falta una boda porque estamos más que unidos. Es el ángel de mi vida. Su llegada fue poco antes de que me diagnosticaran mi enfermedad. Es curioso porque ninguno de los dos creemos en la suerte sino en que las cosas que nos pasan no son por casualidad pero estamos rehaciendo nuestra manera de pensar», decía durante la entrevista. Con la dulzura que la distinguía, su belleza incombustible a la enfermedad y una valentía que ni ella misma era consciente Bimba no solo se sinceró sino que nos volvió a dar una lección de matrícula de honor.