Los motivos de Dolce & Gabbana para lanzarse a la conquista de la mujer musulmana
La firma italiana lanza una colección para conquistar un mercado en continuo crecimiento. Se calcula que en 2030 los musulmanes representarán al 26 por cien del consumo mundial
Uno de los símbolo más poderosos del made in Italy se ha propuesto entrar en el mercado musulmán, adaptándose a su estética e idiosincrasia. La firma creada por Domenico Dolce y Stefano Gabbana ha vestido a sus maniquíes con el hiyab, el pañuelo usado por las mujeres que profesan el Islam para cubrirse la cabeza. Los diseñadores y estilistas han bautizado su nueva colección de prêt-à-porter con el nombre de «Abaya» , en referencia a las túnicas oscuras, de tejido ligero, que tradicionalmente viste un sector de las musulmanas.
Su decisión tiene evidentes razones comerciales: en el año 2030, los musulmanes representarán el 26 por cien de todo el consumo mundial . Se explica así que D&G no sea una compañía pionera en estos menesteres –otras marcas de moda ya han puesto sus ojos en un mercado potencialmente compuesto por unos 1.500 millones de personas–, aunque sí la más emblemática.
Domenico Dolce y Stefano Gabbana han interpretado el hiyab a su manera, combinándolo con abayas que constituyen vestidos elegantes y desenfadados: túnicas de seda y satén, telas con encajes, bordados y estampados de limones y margaritas que evocan el amor de los estilistas por su tierra natal, Sicilia , una isla en la que el Islam ejerció gran influencia durante largo tiempo. Además, las musulmanas con alto poder adquisitivo podrán disponer de los accesorios de la colección, como las enormes gafas de sol, también decoradas con flores y limones; las llamativas joyas, los grandes bolsos de colores y los zapatos con tacones de vértigo.
El primer anuncio de este proyecto lo hizo Stefano Gabbana, quien en una entrevista reveló la «fascinación» que la pareja de estilistas sentía por Oriente Medio . Con su apertura al mundo musulmán y la aceptación de su indumentaria, D&G visten, de la cabeza a los pies, a quienes siguen los preceptos del Corán . Lo hacen de una forma púdica, aunque sin renunciar a las tendencias, la sensualidad y la feminidad.
En un momento como el presente, en el que la religión y la política se mezclan y confunden, los estilistas aseguran que sus propuestas van más allá de lo puramente comercial. Tratan de mostrar la apertura occidental hacia los musulmanes , lo que a menudo no es percibido como algo positivo en el mundo islámico.
Todo esto demuestra que, al encontrarnos inmersos en una cultura global que tiende a uniformar usos y costumbres, algunas sociedades se han dejado colonizar fácilmente, mientras que en otras, caso del Islam, las dificultades son mayores. De ahí la intención de adaptar los productos de Occidente a sus propias exigencias. En cualquier caso, las multinacionales han olfateado que en ese mundo islámico se presentan grandes oportunidades de negocio. Denominado «Next 1 Billion Market» , se pretende conquistar un mercado en constante crecimiento que facturará 1.000 millones de dólares. Por ello, ya hay en marcha millonarias producciones hollywoodienses «islamizadas» y fabricantes de diversos sectores se lanzan a empaquetar productos «islámicamente correctos», tal y como explica el escritor Lorenzo Declich en su libro «El Islam desnudo» .
La firma se suma a ese proceso. Pero esta alta moda «islamizada» poco cambiará los hábitos de sus mujeres : el sempiterno pañuelo combinado con vestidos de las más prestigiosas firmas occidentales. Basta un paseo por las calles del centro de Roma para contemplar cómo las féminas ataviadas con hiyab y abaya adquieren vestidos y joyas en las más lujosas tiendas.