Pau Molins, un rockero solidario para defender a la Infanta Cristina
El abogado alterna la abogacía con su otra gran pasión, actuar en un grupo de rock
Pau Molins (Barcelona, 1962) es «un abogado de causas nobles», aunque el titular, como muchos, pueda pecar de provocativo. En estos días previos al verano, este letrado, junto con el equipo de togados que conforman su despacho –Molins & Silva– y el de Miquel Roca i Junyent, prepara el informe final para la defensa de la Infanta Cristina en el caso Nóos , cuyo juicio quedará visto para sentencia la semana que viene. Mientras, ya tiene marcada en su agenda su próxima cita con su otra gran pasión, además de la abogacía: la música. El próximo 7 de julio, en el Real Club de Tenis de Barcelona, Molins, con los 13 miembros del grupo que integra, Porfinviernes, desplegará su repertorio musical. Versiones de «hits» de los años 70, 80 y 90 –desde los Creedence a Tina Turner– amenizarán un concierto cuya recaudación, como siempre, irá destinada íntegramente a varias ONG. Como Cáritas o Codespa, entre otras.
«Somos un grupo amateur que nos relajamos de la presión del día a día con la música y, además, ayudamos a los demás» , explica Molins a ABC. «Yo soy el peor del grupo» , se confiesa. Aunque es el galvanizador, el «frontman», de una formación que ha ido cambiando de integrantes. Hay un dentista, un ingeniero, una farmacéutica... Ninguno vive de tocar música, aunque entre sus miembros hay un profesor de música, el que les coordina.
Porfinviernes nació en 1997 de un grupo de amigos que quedaban para cenar los viernes en casa de uno u otro . Y cantaban y tocaban a la madrugada. A poco comenzaron a recabar complicidades, como la del propietario de la sala barcelonesa Luz de Gas, el «amigo» Fede Sardà –hermano del mediático Javier Sardà–, que les abrió sus puertas. Desde entonces han tocado asiduamente allí y en otras salas de la capital catalana, como Bikini o Razzmatazz. Y en algunos recitales han contado con invitados de lujo, como el ex-Troglodita Sabino Méndez o el presentador y trasunto de Springsteen Manuel Fuentes.
«Me di de baja de Convergència hace unos dos años, por su deriva independentista, que creo que es un error»
Molins no necesita la música para acaparar cuota mediática. Es un abogado muy conocido. Es de familia burguesa al estilo «selfmade man». Su abuelo, Joaquim Molins, fundó la afamada cementera que lleva su nombre, de la que el abogado Pau es miembro de su consejo de administración y en la que trabajan muchos de sus diez hermanos. Él es el pequeño. Un hermano suyo también es de Wikipedia. Joaquim, que fue diputado en el Congreso por Convergència, entre otros cargos, en la época del ahora denostado Jordi Pujol.
Cartera de clientes
Pau Molins es el único de sus hermanos dedicado a la abogacía, una profesión en la que también trabaja uno de los cuatro hijos que tiene con su esposa, Isabel Joly, Cristina. Pau creó su propio despacho en 1994 y se asoció con el catedrático de Derecho penal Jesús María Silva. En 2013, su bufete firmó un convenio con el de Roca i Junyent por el cual Molins&Silva integró la sección de penal del despacho de Roca. De este acuerdo, por ejemplo, surgió el equipo de abogados que hoy defiende a la Infanta Cristina, después de que el Rey emérito Don Juan Carlos pidiera ayuda al exdirigente convergente y Padre de la Constitución.
Pau Molins atesora un currículo envidiable de casos sonados. Defendió a los exinspectores de Hacienda Josep Maria Huguet y Ernest de Aguiar y, más recientemente, representó al saqueador confeso del Palau de la Música, Félix Millet, Aaunque acabó renunciando a su defensa por «pérdida de confianza con su cliente» (no suelta prenda).
Como su hermano Joaquim, a Pau Molins se le ha ubicado siempre en la órbita de Convergència, aunque revela a ABC que ya no milita en esta formación. «Me di de baja hace unos dos años, por su deriva independentista, que creo que es un error» , confiesa. No haré más preguntas, señoría.
«A Manos Limpias le dedicaría la canción "Devuélveme a mi chica", de Hombres G»
Ahora Pau se centra en un alegato que convenza a la Audiencia de Palma de absolver a Doña Cristina , a la que él considera ajena a los negocios de su esposo, Iñaki Urdangarín. Molins confiaba en que la Infanta no llegara ni a juicio, aunque la acusación popular, Manos Limpias –el pseudosindicato cuyo secretario general, Miguel Bernad, está en la cárcel por extorsión–, logró su cometido de verla en el banquillo.
En su informe final, a buen seguro que Molins dedicará palabras severas contra Manos Limpias, emulando el contundente tono que ya lució el fiscal, Pedro Horrach. Guarda silencio sobre su alegato final, hay mucho en juego. Se lo imagina uno rebuscando entre el sumario, repasando las testificales y documentales de la vista oral a la vez que canturrea –ensaya– el próximo concierto. «So lonely» , de Police. «Oye cómo va», de Santana. ¿Qué canción le dedicaría a Manos Limpias? «“Devuélveme a mi chica”, de Hombres G», replica. Y se ríe. Ya saben, es aquella con el estribillo de «sufre, mamón»...
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