Meghan Markle, de nuevo en el centro de la polémica por un gesto cotidiano
La duquesa de Sussex, embarazada de su primer hijo, sujetó un paraguas para resguardar de la lluvia al Príncipe Harry durante un discurso
Los británicos todavía no olvidan el vendaval que desató Meghan Markle hace un par de meses con un gesto de lo más sencillo: cerrar la puerta del coche . Ahora, la duquesa de Sussex ha mostrado una vez más su sencillez y se ha encontrado las críticas más variopintas.
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Junto al Príncipe Harry , Markle aterrizó en la ciudad australiana de Dubbo, donde les recibió un clima lluvioso y frío. La pareja, que está esperando su primer hijo , fue recibida por un grupo de escolares que dejó una de las imágenes más tiernas de la jornada. Uno de los pequeños, Luke Vincent, se lanzó a tocar la barba del príncipe, ya que como explicó su mader «está obsesionado con Santa Claus».
Royal Tour: 5-year-old Luke Vincent from Buninyong Public School is a big fan of Santa, and today was attracted to Harry's beard. Hugs and pats for The Duke too. https://t.co/I7cTADDNJs #RoyalTourAustralia #7News pic.twitter.com/LbJo2WSchZ
— 7 News Sydney (@7NewsSydney) 17 de octubre de 2018
Para la ocasión, Markle eligió un look informal con camisa blanca, vaquero snegros, botas y un blazaer estampado de cuadros diseñado por una de sus grandes amigas: Serena Williams . Así, acudió a una granja donde conversaron sobre la sequía que asola la zona y tomaron el té. Allí, Markle sorprendió aportando un pan de plátano que ella misma cocinó la noche anterior en la casa del Gobernador. «Ni siquiera la realeza debería llegar a una casa con las manos vacías», bromeó Markle.
Pero todavía faltaba el último gesto de la duquesa. Durante un discurso del Príncipe Harry, Meghan tapó a su marido con un paraguas . Cuando miembros de seguridad se acercaron para resguardar a Harry de la lluvia, él les despachó amablemente señalando que ya estaba su mujer.
No ha faltado quien ha criticado que Markle se mojara brevemente mientras protegía a Harry. Cabe destacar que el hecho de que la duquesa, embarazada de su primer hijo, se embarque en un viaje de 15 días por Oceanía tampoco ha cosechado simpatías en Reino Unido.