Marisol, Massiel y Salomé: las reinas del escenario
España vivió cantando gracias a Eurovisión, la mejor campaña de promoción a nivel internacional
La boda de Marisol
En la boda de Marisol y Carlos Goyanes dicen que se desmayó Massiel , porque el gentío era una multitud de infierno, y hubo que recortar la ceremonia, al pispás de quince minutos, para evitar males mayores. La boda de las archifamosas suele necesitar de la policía, o de un médico de guardia. No extraña tampoco el episodio, porque Marisol era el gran trueno de popularidad pura, en aquel entonces, mayo del 1969, y Goyanes era Goyanes, el hijo de Manuel Goyanes , descubridor todopoderoso y manager célebre de la artista, a la que siempre contempló como a una hija. Marisol y Carlos se hicieron novios cuando la cría cumplió los dieciocho años, tras un tiempo de muchos años de convivencia de casi hermanos , porque Marisol se crió en la casa de los Goyanes, como una más de la familia. «Empezamos a coquetear como los críos», ha soltado alguna vez Marisol, ya Pepa Flores . Pero la boda fue un bodón. El gran acontecimiento del año. Hubo previa pedida de mano, y una fiesta nupcial convocada en el Pavillon del Retiro, donde se reunieron Concha Velasco, Miguel Ríos, Rocío Durcal, Lola Flores o Concha Velasco , más el Marqués de Villaverde , o Calvo Sotelo . Estuvo también Augusto Algueró , compositor de muchos éxitos de la novia. Fue la ceremonia en la iglesia de San Agustín, en la tarde del dieciséis de mayo, y más de cuatro mil personas colapsaron el acceso a la zona. El novio tardó casi media hora en situarse al lado de la novia, por la algarabía de los congregados. Dentro del templo, incluso, costó hacerse sitio entre los congregados. El día anterior se celebró una despedida de solteros a lo romano, en «Gitanillos», la sala de fiesta en la que Carlos ejercía de relaciones públicas. El matrimonio no fue longevo, pero sí resonante. Un baño de multitudes.
Salomé, hermana de Massiel
El Festival de Eurovisión de 1969 se celebró en Madrid, el 29 de marzo, y fue la noche inaugural en que se emitía un programa a color, aunque nosotros, los españoles, lo viéramos en blanco y negro, porque aquí las televisiones de última generación tecnológica no existían, todavía. Pero la noche sí fue una noche de color del entusiasmo, porque triunfó Salomé , nuestra candidata, que se ganó la eternidad ceñida en un vestido celeste de flecos mágicos. Aquella gala en directo la condujo Laura Valenzuela , que se desempeñó en tres idiomas, español, francés e inglés. A la esbelta Laura de aquella noche le había echado bien el ojo la censura en curso, y el Ministerio de Información y Turismo hizo su faena al respecto exigiendo forro en el vestido de encaje de la presentadora. Debutó José Luis Uribarri en los comentarios de detalle, y Miguel de los Santos llevó el festival desde Radio Nacional de España. Participó Salvador Dalí, que diseñó toda la cartelería y publicidad del acontecimiento, por designio directo de Manuel Fraga . No era lo habitual un cartel anunciador de un show musical, desde la tele, pero se hizo. España acogía la organización del Festival y quiso sacar nota de oro en el empeño, para que Europa se enterara. Europa, o el mundo, porque el Festival no solo fue emitido por los 16 países participantes sino por Brasil, Marruecos, Polonia o la Unión Soviética. Las delegaciones de los países participantes y la prensa internacional fueron agasajados sin titubeo, y se les convidó a un alegre tour turístico, durante los días previos, que incluyó viajes a Málaga, Mallorca, o Toledo. El Real Madrid dio una gran cena en el propio estadio. Triunfó la organización, y, sobre todo, triunfó Salomé, sí, bajo el exotismo de vencer junto a otros tres países, Francia, Países Bajos, y Reino Unido, por empate irresoluble de votos. Massiel , la Massielona, que era la vencedora aún en vigor, desde el año anterior, se hizo con Salomé la foto de hermanas triunfales, modernas y remorenas.