Maradona, genial y malcriado
El Pelusa fue un rockero del balón, un rolling de la cancha, un yonki del albedrío que da positivo en el control antidoping que mejor no le hacían
![Maradona, en su etapa en el Barça](https://s2.abcstatics.com/media/estilo/2020/11/28/maradona5-kOcC--1248x698@abc.jpg)
Arriesgaba Cabrera Infante que no matan los venenos, sino la vida. Igual tenía razón. Resulta que hay vidas que de pronto no caben en la vida, como pasa con Maradona . De manera que acaso se veía venir. El mal vivir, que a menudo resulta el bueno, da para un rato, porque para prosperar en el malditismo lo primero es sostener la salud de Rafa Nadal . Y también lo último. Maradona fue un rockero del balón, un rolling de la cancha, un yonki del albedrío que da positivo en el control antidoping que mejor no le hacían. Diego gustaba porque era un show, con el balón, y sin él . Ha tenido algo de malcriado del talento, de matón de su propia gloria. Fue pichichi del éxtasis, ganando un mundial inolvidable, y un pichichi del desorden, cuando iba de particular. Hay mucha hemeroteca de entretenimiento, y hasta de patetismo. Igual te sirve Diego para un discurso de Jorge Valdano que para una prórroga en «Sálvame».
Tuvo devoción por las rubias, le daba con alegría al frasco, según las épocas, y Andrés Calamaro le regaló una canción, «porque Maradona no es una persona normal», según arriesga sin mucho riesgo el estribillo. Maradona es un tipo que siempre la liaba , ahí donde iba, tirando de un regate de zurda imaginación, o bien usando un gansterismo sonámbulo que no necesariamente fue pose. Sabina , cuando andaba de galas por Buenos Aires, a veces subía a Diego al escenario, y aparejaban una canción. Diego no canta ni bien ni mal, pero es Maradona.
A España venía, según rachas, y no pasaba las noches durmiendo como un bendito. En los viajes últimos, o penúltimos, se acompañó en Madrid de novia veinteañera, Rocío Oliva , jugadora de fútbol femenino, y chavala de vitola en las discotecas bonaerenses del jaleo fino. Tiene seis hijos de cuatro mujeres. Es un padre de mucha familia que prefería estar pendiente de la novia última. Gastaba séquito indescifrable, y la simpatía le iba o le venía, imprevisiblemente, como los cortes de pelo. En un restaurante de Madrid yo le oí decir que no le gustaban los futbolistas que se quieren modelos, pero admiraba a Cristiano Ronaldo . En el fútbol fue un genio único, y luego abrazó la ebriedad diversa para soportar el paso del tiempo. Marguerite Yourcenar confesó que debía insólitos riesgos a la ebriedad, que es como decir insólitos gozos. Pero al final, ella se curó de la ebriedad. Maradona no, en rigor. Lo malo del alcohol, o de la cocaína, es que hay que dejarlo. Maradona milita en una estirpe de salvajes donde están poetas y músicos, y otras criaturas no adictas al Solán de Cabras, precisamente. Son gentes que arruinaron sus vidas, pero hicieron mejores las nuestras. Fue Diego un loco de temperamento , un faraón de la ebriedad, un tipo bajito que caminaba como un gigante, entre el santo de sí mismo y un púgil de permiso.
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