Rei Kawakubo, la ruptura por norma
La retrospectiva de la diseñadora de Comme des Garçons en el Met es un paseo fantástico por su búsqueda incansable de nuevos territorios para la moda
Horas antes del relampagueo de los flashes en la escalinata del Metropolitan Museum, por la que se paseó «todo Nueva York» con sus mejores galas , el museo presentó la gran exposición dedicada a Rei Kawakubo, la diseñadora de Comme des Garçons .
«Al diluir los límites entre el arte y la moda, Kawakubo nos hacer mirar la ropa de una manera diferente» , aseguró Tom Campbell, el director del Met, para el que la inauguración de la muestra habrá tenido un regusto agridulce: dejará el cargo este junio después de un lío de faldas con una trabajadora del museo y de críticas sobre su gestión de la institución. Junto a él estaba Anna Wintour , la mandamás del mundo de la moda, directora de «Vogue» e impulsora de esta exposición anual que organiza el Instituto del Traje del Met y de su célebre gala. También Caroline Kennedy, hija de JFK y embajadora de EE.UU. en Japón hasta la llegada de Donald Trump al poder, que alabó «el compromiso con la excelencia y la atención al detalle» de la diseñadora japonesa.
El comisario de la exposición, Andrew Bolton, recordó cómo Kawakubo «nos sorprende si parar y rompe nuestras expectativas» y cómo sus diseños «han cambiado nuestra noción de la belleza convencional» .
La protagonista, hermética como siempre, no dijo palabra, protegida por unas gafas de sol y su look perenne: flequillo, chaqueta negra de motorista y falta de mismo color. Kawakubo, que apenas concede entrevistas y que se niega a salir a saludar al final de sus desfiles , se mostró incómoda y huidiza ante la avalancha de periodistas -unos 600, un récord para el museo- congregados en la galería de escultura europea de los siglos XVIII y XIX, donde se celebró el acto. Sus figuras clásicas fueron un contrapunto excelente a la galería de la retrospectiva de Kawakubo, un piso más arriba, dominada por la ruptura y la innovación que ha marcado la carrera de la diseñadora nipona.
El diseño de la muestra, también con la firma de Kawakubo, es espectacular, con grandes estructuras -redondeadas y angulosas, todas en blanco puro- que hacen pensar en el vecino museo Guggenheim de Frank Lloyd Wright y en las esculturas monumentales de Richard Serra. En ellas se reparten unos 150 diseños de las tres últimas décadas de colecciones de Kawakubo, heterodoxa, rompedora y arriesgada cada vez que emprende un proyecto.
La diseñadora japonesa es inclasificable y la muestra en el Met no trata de resolver ese enigma, sino ahondar en él. El recorrido está articulado en la dualidad de conceptos -contrapuestos desde un punto de vista convencional- con los que ha trabajado Kawakubo para encontrar nuevos territorios para la moda: la diseñadora, que ha reconocido que no tener formación específica en moda le valió para acercarse a la creación de una forma más intuitiva, desafía el concepto de ‘diseño y no diseño’, de lo que es y no es moda, de lo que es original y lo que es copia. «El mal gusto también tiene su valor» , ha dicho en alguna ocasión, en una declaración que se replica en la muestra con diseños que muestran su ambigüedad sobre lo elitista y lo popular en las manifestaciones culturales.
Sus creaciones también nublan las convenciones sobre las fronteras entre lo occidental y lo oriental, lo nuevo y lo antiguo, la abstracción y la representación, lo bello y lo grotesco, el orden y el caos … «Todo eso es irrelevante en mi mundo» ; ha dicho Kawakubo, preocupada siempre por encontrar caminos nuevos en la relación entre la persona y la ropa. «Todo mi esfuerzo se ha orientado a dar forma a diseños nunca antes vistos» .
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