Kim Kardashian y Kanye West, un matrimonio en la cuerda floja
La celebrity ya no puede con las locuras de su marido. La última, de hace tan solo unos días, fue publicar un vídeo en Twitter orinando sobre un Grammy
Kim Kardashian está desesperada. Si no tuviese suficiente con la crisis que tiene con su marido, Kanye West , y su idea de postularse como presidente de Estados Unidos en las elecciones y divulgara detalles personales de la familia, ahora tiene que ver cómo el cantante volvía a ser la comidilla de todos tras una publicación en sus redes sociales.
Mientras que la protagonista de « Keeping Up with the Kardashians » boicotea a Facebook e Instagram durante 24 horas junto a otras estrellas por la excesiva permisividad que tienen con los considerados discursos de odio, la celebrity ha tenido que aguantar otra de las locuras de su marido. En concreto, Kanye West, que sufre bipolaridad, publicó recientemente un vídeo orinando en un Grammy en medio de su lucha contra las grandes discográficas.
Esto ha terminado con la paciencia de Kim Kardashian. «Ha dejado sus medicamentos. Le prometió a Kim que se quedaría con ellos. La última vez, parte de su negociación con Kim fue que volvería a tomar sus medicamentos y trabajaría muy duro para controlar sus impulsos. Hizo muchas promesas. Y ahora esas promesas se han roto, menos de un mes después», ha dicho una fuente a la revista «People».
El matrimonio está en la cuerda floja: «Es lo mismo una y otra y otra vez. Él está muy débil con ella en este momento, y ella realmente está tratando de decidir qué hacer para proteger a los niños , pero también su propia cordura. Todo es desalentador y difícil para ella».
La citada fuente asegura que Kim Kardashian quiere apoyarle pero que tampoco puede obligarle a tomar la medicación que le ha recetado el médico: «Ella quiere ser su apoyo, está haciendo todo lo posible para ayudarle. Pero él tiene que querer cuidarse y dejarse cuidar».
Fue tal el lío que Twitter decidió suspender la cuenta de Kanye West durante unas horas. Sin embargo no fue por publicar el citado vídeo, sino por hacer público el número de teléfono de un editor de la revista «Forbes», incumpliendo la norma de privacidad de la red social.
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