Kim Kardashian: «Siempre he querido ser investigadora privada»
La reina de los realities se pone seria: quiere reconvertirse en abogada, cambiar el sistema penitenciario de EE.UU. y alcanzar la Casa Blanca
Kim Kardashian (39 años) es la gran estrella de la telerrealidad , con permiso de Donald Trump (74): desde hace décadas, la celebritie y el presidente de EE.UU. entienden a la perfección cómo sacar partido a su imagen a través de la televisión. Y Kim se las sabe todas y va a por todas.
Asegura a ABC, en el TCA de Pasadena, haber aprendido mucho sobre sí misma durante su última «criatura» para la pequeña pantalla, «Kim Kardashian West: The Justice Project» (Sky Crime) . Al menos, a desnudarse de toda frivolidad y resultar convincente alejándose del exceso y entregándose a la contención. Se trata de un documental sobre el sistema de prisiones en EE.UU. que, asegura, le ha impactado profundamente. Tanto es así, que hoy se siente capaz de ejercer como abogada (está estudiando Derecho) y hasta como primera dama . De momento, se queda con su apoyo incondicional a la carrera hacia la Casa Blanca de su marido, el rapero Kanye West, que esta semana ya ha oficializado su candidatura.
«Kim Kardashian West: The Justice Project» es un documental producido y narrado por ella, donde se cuenta la vida de varios presos y cómo afecta a sus familiares. Entre los protagonistas aparece una víctima de abuso sexual, que asesinó a su abuelo por abusar de ella desde los 5 años. El filme es un alegato por un cambio en el sistema de prisiones y contra las sanciones injustas que reciben buena parte de los reos.
De rasgos armenios y natural de Los Ángeles, Kim Kardashian ya está escribiendo un nuevo capítulo de su sueño americano. Su vida ha sido documentada a través de los realities, muchos de los entresijos de su matrimonio con Kanye West son del dominio público y junto a sus cuatro hermanas ( Khloé, Kourtney, Kiley y Kendall ) y, por supuesto, su madre, Kris Jenner, forman el clan más poderoso del show-bussines. Kim es hija del fallecido del abogado Robert Kardashian, célebre en los años 90 por defender a O. J. Simpson durante el proceso judicial por el asesinato de su exmujer y el amante de esta. Consecuencia inevitable de ese estrellato casi desde la infancia es el interés que despierta, que ella aprovecha para promocionar su proyecto más político.
—¿Por qué una mujer como usted, que lo tiene todo, se involucra en un proyecto como este?
—Rodar este documental me ha cambiado. No solo porque ahora siento más empatía hacia los demás, sino porque cuestiono el sistema. Ya no me atrevo a juzgar a nadie sin conocer sus circunstancias. Alguien puede ir a prisión toda su vida por consumir drogas y apuñalar a un familiar; pero si te cuentan que ese familiar ha estado abusando de ella desde niña, piensas en su situación de otra manera. Hemos invertido tiempo en investigar. La mujer del documental había sido violada desde que tenía 5 años y nadie la ayudó.
—¿Cuál es su mayor motivación?
— Estoy criando a cuatro niños negros (sus hijos North, Chicago, Psalm y Saint) que podrían enfrentarse a una situación como la de cualquiera de las personas a las que ayudo. Puedo contribuir al cambio para que el futuro de mis hijos sea diferente. Quiero ayudar a reparar un sistema roto, eso es lo que me motiva de verdad. No lo hago por publicidad. Creo que la gente que hemos elegido como protagonistas de este documental han tomado decisiones equivocadas sin saber ni medir las consecuencias. Si alguno de mis cuatro hijos se viera en una situación comprometida, quiero que se les juzgue bajo una ley de igualdad. Quiero cambiar el sistema porque cualquiera de esas personas podría ser uno de mis hijos. Hay que motivar a la sociedad para contribuir al cambio.
—¿Sigue los pasos de su padre en la abogacía?
— Mi padre fue un gran abogado y yo pretendo seguir su camino, dentro de mis posibilidades. Él me obligaba a firmar un contrato por cada cosa que hacía: comprarme un coche, echar gasolina, lavarlo una vez a la semana… Me empujó, desde mi adolescencia, a vivir dejando constancia de cada cosa que hago. Tengo la mentalidad de un abogado. Y, aunque le sorprenda, siempre he querido ser investigadora privado.
—Usted parece tener una gran relación con Donald Trump. ¿Le ayudó en su documental sobre el sistema de prisiones en EE.UU.?
—Considero al presidente un gran amigo, pero hay muchos temas que tratamos tranquilamente en privado que luego no terminan de llevarse a cabo por la burocracia o porque hay demasiadas personas involucradas en ellos. No es tan fácil.
—¿Cómo ha evolucionado su vida junto a Kanye West?
—Desde que me convertí en madre, he ido cambiando. Todo lo que hago es pensando en mis hijos. Planeo mi vida alrededor de ellos. Cuando empecé mi relación con Kanye, decidí que era importante guardar un espacio privado para nosotros . Para él, la privacidad tiene un significado diferente que para mí y debo respetarlo. Aprender los límites de cada uno nos ayudó a respetar nuestros espacios.
—¿Cómo entiende su papel de madre?
—Soy una madre que establece horarios, organizada. Me gusta seguir una rutina y me he sorprendido a mí misma, porque antes de tener a mis hijos pensaba que iba a ser más estricta. Lo cierto es que escucho sus opiniones y las tengo en cuenta. Otras madres amigas mías son más reticentes a romper las reglas, yo no. A mí no me importa ser indulgente con ellos. En todo lo que hago quiero sentirme cómoda y en armonía conmigo misma, y no voy a educar a mis hijos de una forma diferente a como me educaron a mí. Cada uno debe encontrar su camino y no dejar que la opinión de los demás nos afecte. Son tus hijos y cada uno debe educarlos como mejor lo considere. No hay ni bien ni mal.
—¿Se ha acostumbrado a las criticas?
—Sí. Ya nada me afecta. Soy uno de esos seres humanos que puede enfrentarse a todo. Trato de concentrarme en cada objetivo que me marco y hacerlo por las razones correctas, no por la publicidad. En mi familia se ha vivido de todo y hemos sobrevivido unidos porque nos comportamos como una unidad, porque para todos nosotros lo primero es aceptarnos unos a otros con nuestros defectos y virtudes. Cuando uno se equivoca o atraviesa un momento difícil, todos estamos ahí para apoyar.
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