Julio Iglesias y Miranda, 30 años de una relación por la que nadie apostaba

La modelo conoció al cantante en un aeropuerto de Yakarta en 1990. «Lo vi rodeado de mujeres y pensé que alguna de ellas era su esposa. Se acercó y me propuso que fuese a verlo cantar esa noche. Me lo pensé y finalmente accedí», recuerdó en una entrevista

ABC

Impecable y sin una arruga. Así es como Julio Iglesias se sube al escenario cada vez que canta para su público. «Soy un truhán, soy un señor» suele entonar mientras juega con su chaqueta o se acaricia la corbata. Es su sello y la imagen que ofrece en los directos.

En septiembre de 2010, el cantante y su entonces pareja, Miranda Rijnsburger , fueron protagonistas de la revista «Hola» con la exclusiva de su boda. Se casaron en una iglesia de la localidada malagueña de Ojén ante la imposibilidad de hacerlo en la que tienen en su finca. Ese día, Miranda optó por un vestido blanco «ad lib» muy al estilo ibicenco de Óscar de la Renta . En cuanto a Julio... fiel a esa imagen «rejuvenecedora» dejó la chaqueta y la corbata en un rincón del armario para casarse con camisa abierta de cuello mao, de las que usan sus hijos. Ninguno de los nacidos de su unión con Isabel Preysler ( María Isabel -más conocida como Chábeli-, Julio José y Enrique Miguel ) acudió a la ceremonia.

Ese día la pareja se sentía tan plena que tan solo su familia numerosa bastó para celebrar la unión, hasta el punto de que únicamente el servicio doméstico les acompañó en el enlace. Una de las fotografías más surrealistas de la exclusiva fue la de Miranda arrojando su ramo de novia a las trece asistentes que cuidaban su casa de Ojén. Ni los padres, ni hermanos, ni amigos de toda la vida. Los curas, el jefe de seguridad y los cuidadores de la casa. Eso sí, todos vestidos de blanco.

Este mes, la modelo ha concedido una entrevista con la revista «Vanity Fair», en la que habló sobre sus orígenes y su matrimonio . La mujer del cantante, de 54 años, recuerda como un accidente a los 19 años cambió su vida por completo. «Fui a esquiar por primera y última vez en mi vida. El primer día tomé una clase, y al siguiente, me animé y subí a una pista negra. Hacía mal tiempo y la pista estaba helada. Cuando salté sin querer por un pequeño desnivel, me caí. Sentí un dolor horrible en la espalda. Me fracturé una vértebra y también la nariz. Hubo mucha sangre. Con rehabilitación, a los seis meses pude hacer vida normal. Tuve suerte», asegura en la entrevista.

La modelo conoció a Julio en un aeropuerto de Yakarta en 1990. «Lo vi rodeado de mujeres y pensé que alguna de ellas era su esposa . Se acercó y me propuso que fuese a verlo cantar esa noche. Me lo pensé y finalmente accedí», recuerda. Después del concierto, el cantante le propuso que lo acompañara en su gira y dijo que sí. «Me invitó al concierto de Año Nuevo que daba en Las Vegas y, poco a poco, fue surgiendo todo. A mitad de 1991 me instalé en su casa de Indian Creek».

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