Julio Benítez: «No me sale darle un abrazo a Manuel Díaz. El roce hace al cariño»
El hijo de El Cordobés habla a solas con ABC sobre la relación con su hermano y la separación de sus padres: «No se trata de una maniobra económica»
El hijo de Manuel Benítez «El Cordobés» y de Martina Fraysse, torero desde que terminó el colegio, Julio Benítez (31 años), tenía todas las papeletas para convertirse en el chico Martini durante la inauguración de la terraza que, a lo largo de este fin de semana, permanecerá abierta en el muelle de Nueva York –a pesar del nombre, se encuentra en Sevilla, a orillas del Guadalquivir.
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Julio disfruta de un tranquilo noviazgo desde hace nueve meses con la modelo Isabel Jiménez (30), natural de Utrera. Una alegría en medio de la convulsa situación personal que atraviesa. Con vaqueros y blazer azul, el pequeño de El Cordobés sabía que tendría que lidiar con preguntas peliagudas durante su entrevista con ABC , las relacionadas con las polémicas que salpican a su familia, desde la separación de sus padres hasta la confirmación de que Manuel Díaz es su hermano. Salió airoso de la faena y con la esperanza de que sus palabras no disgusten a su padre, con quien no se habla desde hace tiempo.
—Ser torero parecía inevitable siendo hijo de El Cordobés...
—Cuando terminé mis estudios de COU, me puse a torear. Disfruté de unos años muy buenos y, tras un parón, he vuelto de la mano de mi apoderado, Tomás Campuzano. Quiero darme una nueva oportunidad. Ser torero es muy complicado, dentro y fuera de la plaza. Para asumir las cornadas que te dan, y no precisamente en el ruedo, hay que estar preparado, sobre todo psicológicamente. Ahora voy a Perú y también tengo unas fechas en España. Es cierto que mi padre siempre ha estado pendiente, pero intento dirigir yo mismo mi carrera y ser el dueño de mi destino.
—¿Cómo ha encajado su madre su vuelta a los ruedos?
—Sabe muy bien los sacrificios que supone esta profesión y no es agradable para ella, pero me ha apoyado en todo. Seguramente el haber estado cerca de una figura como la de mi padre afecta mucho. Con llegar a la mitad de lo que él consiguió, sería más que suficiente.
—¿Cómo lleva la separación de sus padres?
—Tras toda una vida juntos, que se separen tus padres no es agradable. Nos ha afectado, porque siempre hemos estado muy unidos y esto supone un cambio muy drástico. Ellos también lo están pasando mal, deben sentir muchas carencias. Lo único que mis hermanos y yo queremos es su felicidad y si separados van a estar mejor, les apoyamos.
—Se han barajado varios motivos de esta ruptura, desde que era una estrategia para salvar la herencia familiar hasta que su padre se había ido con una chica muy joven...
—Te puedo asegurar que no se trata de una maniobra económica, porque no se puede falsear una herencia de esa manera. Y también te aseguro que el hecho de que su separación coincida con la sentencia de paternidad ha sido una casualidad .
—¿Cómo le sienta que a su madre le acusen de ser la causante de que El Cordobés no haya reconocido a su hijo Manuel Díaz en todos estos años?
—Me parece muy injusto y muy desagradable. Mi madre ha sido una señora que se ha mantenido al margen de todo. Admiro su ética y la manera en la que ha vivido por y para su familia. Mi padre siempre ha tenido las ideas muy claras. Es un luchador nato y no alguien influenciable. Es un genio y cuando va en una dirección, nadie le puede hacer cambiar de idea. Esos comentarios me han dolido, porque sé cómo es mi madre y no coincide con esas acusaciones.
—¿Qué sentimientos le despierta saber que tiene dos hermanos que no conoce? ¿Nunca ha tenido curiosidad?
—Hasta que no salieron los resultados del ADN no tenía constancia de que fuera realmente sus hijos. Es más, en el último caso creía que no era verdad. Ahora que lo sé con certeza lo asumo, aunque no me provoca nada especial. Yo ya tengo mi vida hecha y ambos hemos recorrido caminos distintos. Si un día, por casualidad, nos conocemos, no pienso esconderme ni darle la espalda, pues no tengo nada en contra suya.
—¿Compartiría un cartel con Manuel Díaz en una plaza?
—No me niego a nada e insisto que respeto a cualquier matador de toros, ya que todos nos jugamos la vida. Desde luego, jamas vetaría a nadie.
—¿Cómo se han vivido en su casa los procesos judiciales de sus hermanos?
—No son asuntos agradables para comentar en casa. Piensa que cuando comenzó a hablarse públicamente yo era muy niño, tenía 6 años. Recuerdo que en el colegio me decían cosas y me generaban cierta angustia.
—¿Cómo se quedó cuando supo que el ADN de su padre demostraba que Manuel Díaz era su hijo?
—No juzgo a nadie y respeto lo que hagan los demás, pero por mi manera de ser más introvertido y por la educación que me han dado yo no lo habría enfocado de una manera tan mediática.
—¿Que le diría a su hermano si se lo encontrara?
—Nunca me lo he planteado. Cuando se dé la situación, reaccionaré. No lo conozco y tampoco me sale darle un abrazo. El roce hace el cariño.
¿Alguna vez se ha puesto en la piel de su hermano?
—Es muy difícil ponerse en la piel de otro, pero sí he intentado entender algunas cosas. Por eso insisto en que yo habría hecho las cosas de otra manera. Por supuesto, habría recurrido a la Justicia, pero sin necesidad de comunicarlo a los medios.
—¿No le ha recriminado nada a su padre por cómo ha llevado este asunto?
—Mi padre merece todo mi respeto y admiración. Él tendrá sus motivos para actuar así y yo eso lo respeto a muerte.