SUBASTAS
Las joyas de la realeza ya no interesan tanto como antaño en las subastas
Los inversores consideran que sus precios son demasiado elevados para el valor real que tienen estas piezas,. Un broche de la baronesa Thyssen o un rubí de la Reina María José de Italia no obtuvieron los resultados esperados
En los últimos meses las ventas de diamantes y otras piedras preciosas no cesan de pulverizar récords mundiales en las subastas internacionales. Sin embargo, inversores y coleccionistas se muestran desinteresados de las piezas de joyería con pedigrí real por considerar que están tasadas a un precio demasiado elevado, que tiene en cuenta, sobre todo, su noble procedencia respecto a su valor real.
En mayo pasado, la baronesa Carmen Thyssen no consiguió que Christie’s vendiera, en Ginebra, un magnífico broche de diamantes, regalo del Rey Alfonso XII a su prometida, la Archiduquesa de Austria María Cristina, al precio de un millón y medio de euros. Este mismo escenario vuelve a repetirse en las ventas de otoño de Sotheby’s, con un anillo de rubí que perteneció a la Reina María José de Italia .
Durante la puja, el espectacular rubí birmano de 8’48 quilates de forma ovalada rodeado de diamantes, no consiguió pasar la barrera de dos millones de euros , lejos de su valoración calculada entre cinco y ocho millones de euros. Un murmullo de sorpresa invadió la sala cuando David Bennett , presidente mundial del departamento de alta joyería de Sotheby’s, dio por terminada la puja por falta de interés.
Según explicó Daniela Mascetti , especialista de alta joyería en Sotheby’s, «la joya además de tener un gran valor histórico por haber formado parte de la colección personal de la última Reina de Italia, que la lució en repetidas ocasiones, tiene características gemológicas excepcionales como su color rojo intenso, llamado sangre de paloma, y su gran tamaño ya que a partir de cinco quilates los rubíes son muy raros».
Los inversores prefieren guardar en sus cajas fuertes valores seguros , que pueden volver a negociar en el futuro exclusivamente por su valor, en detrimento de joyas que alían la calidad a un pasado histórico difícil de cuantificar. La prueba ha sido el diamante «Blue Moon» adjudicado hace unas semanas en la subasta de Sotheby’s a 43 millones de euros, récord histórico de precio por joya y por quilate.
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