José Luis Moreno, el ventrílocuo

Moreno, que no es un titiritero, sino más bien lo contrario, sabe que todo hombre es una asamblea, y de esa sabiduría fue sacando un coro de muñecos que hablaban claro y directo, siempre libérrimos, como la simpatía

José Luis Moreno ABC

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José Luis Moreno fue un trueno de éxito allá en los alegres ochenta, cuando le daba micrófono de escena a Rockefeller, un cuervo de chaqué que igual recitaba alejandrinos que predicaba la insolencia. Rockefeller era un muñeco que logró fama absoluta, en la tele, con su alegría de chuleta, su énfasis respondón, y su descaro de militancia, que a veces remataba con un grito de guerra que hizo fortuna: «Toma Moreno». De modo que Moreno era imbatible , si sacaba a Rockefeller al show, un pájaro que era mucho pájaro. En las noches de fiesta de la tele, mayormente los sábados, lo veían muchos millones de espectadores. Moreno entra en el género del ventrílocuo, pero no tanto. Quiero decir que alimentó, en principio, la vocación del canto, y hasta enfiló hasta el final la carrera de interprete de ópera. Pero en un momento se detuvo. Es pianista titulado, es violoncelista consumado, es hombre de sucesivos méritos artísticos, incluido el patinaje, aunque la cultura popular española lo aúpa como «Moreno y sus muñecos», principalmente. Porque José Luis Moreno no sólo inventó a Rockefeller, sino también a Monchito, o Macario.

Moreno, que no es un titiritero , sino más bien lo contrario, sabe que todo hombre es una asamblea, y de esa sabiduría fue sacando un coro de muñecos que hablaban claro y directo, siempre libérrimos, como la simpatía. Moreno, allá en los años de su mayor auge de ventrílocuo, tenía enfrente a Mari Carmen , la de los muñecos, que es como decir que Rockefeller tenía enfrente a Doña Rogelia. Moreno es el inventor de Rockefeller, y es la figura, o figurón, de buen traje que abría o cerraba las galas de una televisión festiva, aquella desabrochada televisión de los ochenta, donde se sucedían las chavalas en bañador, los cantantes de romanticismo y los humoristas de garrafón. Luego Moreno hizo un imperio de productor, echando a funcionar «Aquí no hay quien viva», o »Matrimoniadas».

A Moreno, el piano, y la ventriloquía, le vienen de familia, porque su madre era pianista de trayectoria, y su padre director del teatro de marionetas del Retiro de Madrid. En el piso familiar de Vicálvaro, en Madrid, se fabricó José Luis su tribu de muñecos. Si uno hace memoria, o rastrea la hemeroteca, sale a veces que José Luis Moreno es figura exótica, y controvertida, y acaso algo arcaica, pero se conoce poco, o nada, que de joven estudió canto en Italia, durante años, o que allí mismo remató la carrera de piano. Berlusconi quiso ficharlo para su tele, por más de mil quinientos millones de pesetas de entonces, cuando Moreno era Moreno. En Italia tuvo el tirón de la Carrá, en algunas temporadas, que ya es tener tirón. Juan Pablo II se cruzó un día con Moreno, y charlaron sobre Rockefeller. Luego, se apagaron los muñecos. Aunque no. En Youtube cotizan como díscolos animadores de la España del postdestape.

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