El (in)congruente repetido atuendo de Melania Trump en Arabia Saudí

La primera dama estadounidense ha evitado llevar el velo durante su visita oficial

Vea en este vídeo la visita de Melania Trump y su marido a Riad REUTERS
María Luísa Funes

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Incongruente, congruente e incongruente de nuevo. Melania Trump , en su viaje a Arabia Saudí con el presidente de los Estados Unidos de América, ha sido incongruente con el protocolo local por el que las señoras acuden -cuando acuden, que es nunca- a los actos oficiales con el habitual velo que cubre el cabello. Pero, Melania Trump ha sido congruente, si recordamos que la bellísima exjequesa de Qatar visitó en el pasado los países occidentales con la cabeza cubierta, eso sí, con gran estilo, porque ella sabe bien como quedar favorecida. [ La Reina Sofía tampoco llevó velo en Arabia Saudí ]

Además, y de nuevo incongruente, Melania ha obviado las declaraciones negativas que Donald Trump hizo cuando Michelle Obama visitó el mismo país árabe sin llevar ningún tipo de ve lo. Entonces, el actual mandatario estadounidense espetó que su país tenía ya muchos enemigos como para irse buscando más por el camino con el atuendo de la Obama. Cosas de la vida, las palabras y las imágenes quedan registradas.

Desconcertante, pero acertada, Melania ha ido de viaje a Arabia representando a un país donde se presupone que las mujeres son libres e iguales en derechos a los hombres. Y por tanto, hace bien en ir a su aire, aunque en estas cosas de la diplomacia es difícil acertar . ¿Es correcto representar adecuadamente al país «de la libertad» entre comillas sin el castrador velo, o hay que seguir el decadente protocolo de taparse el cabello, como si la mata capilar de las mujeres pusiese la honra de un país en juego?

Muy favorecida

Melania Trump, en cualquier caso, no ha innovado en su vestido, aunque acudió al país árabe extremadamente favorecida. Quizás demasiado, para los cánones del lugar, que no están por la labor de que una señora sea atractiva ni se muestre con tranquilidad en público. La señora Trump ha escogido un valor seguro, un vestido morado largo, sin escote, con una capa que resulta preciosa, aunque nada novedosa. Quizás incluso muy repetitiva.

El vestido con capa en sí existe desde hace siglos y tapa muy bien el derrière de las señoras más contundentes , cosa que no es el caso. Pero el vestido de Melania se trata casi de una réplica del modelo blanco que Gwyneth Paltrow lució en 2012 en los Oscar, una obra de Tom Ford que ha sido vivamente imitada en los cinco continentes. Máxima de Holanda ha lucido modelos similares desde entonces, Doña Letizia llevó un vestido similar al cincuenta cumpleaños del Rey Guillermo de Holanda hace unas semanas -por obra y gracia de Stella McCartney- y numerosas actrices han vestido diseños similares estos últimos años.

La realidad es que en su viaje a Arabia Saudí Melania Trump ha dado una lección de corrección que quizás no va en línea con su estilo antes de autos. Con un fisicazo de impresión y la marca Dior a sus pies, ya se ocupará la gran casa francesa –que tan buenas migas ha hecho con Trump por el momento– de guiar los estilismos de una eslava que supera cada día el estándar de imagen que su propio marido deja en la retina de los habitantes de los cinco continentes.

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