Íker Casillas y Sara Carbonero vuelven a Oporto tras su año más complicado
Una muestra del arraigo que ambos tienen al otro lado de la frontera, donde se asientan encantados e impulsan el aprendizaje del idioma portugués por sus dos hijos
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Íker Casillas y Sara Carbonero han regresado a Oporto después de haber pasado las fiestas navideñas en España, con su tiempo repartido entre Corral de Almaguer, Navalacruz, Móstoles y Madrid. De hecho, la mediática pareja se dejó ver el día de la cabalgata de Reyes en la Plaza Mayor de la capital.
Pero la vida cotidiana los ha llevado de nuevo al norte de Portugal, donde tienen su hogar en Foz do Douro, muy cerca de la playa y del paseo marítimo, uno de los rincones con más calidad de vida de la segunda ciudad del país vecino.
«De vuelta a casa y fin de las fiestas», declaró la estilosa periodista en las redes sociales. Una muestra del arraigo que ambos tienen al otro lado de la frontera, donde se asientan encantados e impulsan el aprendizaje del idioma portugués por sus dos hijos: Martín , que acaba de cumplir seis años, y Lucas , de tres.
El primero de ellos comenzó a iniciarse en la lengua de Camoes gracias a que su madre le regaló ‘O principezinho’, la traducción lusa del clásico de la literatura del escritor francés Antoine de Saint-Exupéry. Así pudo comprobarse en una ocasión mientras los dos paseaban por los alrededores del distrito de Matosinhos.
Íker y Sara parecen ir superando poco a poco las graves dificultades que han atravesado en los últimos meses, que arrancaron cuando el portero sufrió un infarto de miocardio y continuaron al serle detectado a ella un cáncer de ovarios. El tratamiento de quimioterapia de Carbonero finalizó hace más de dos meses y se la llegó a ver con una peluca en una cena en Oporto debido a los efectos de las radiaciones sobre el cuero cabelludo.
Hace solo unos días, sorprendieron en un restaurante de Móstoles compartiendo mesa con los padres del exjugador del Real Madrid. Es la prueba de que las relaciones con ellos se han suavizado, tras las tensiones vividas a causa del control de los negocios del futbolista.
En cuanto a Casillas, no juega por precaución en este año que es el último que tiene de contrato con el Oporto. En teoría, se supone que podría prolongar su estancia una temporada más, pero está casi descartado. De hecho, el club blanquiazul inscribió de forma inesperada al portero al darse el pistoletazo de salida a la presente campaña en la Liga portuguesa… y con su dorsal de siempre, es decir, el 1. Un síntoma de que el guardameta madrileño parece resistirse a decir adiós a los terrenos de juego a sus 38 años, aunque todo indica que se avecina su retirada.
El caso es que esta circunstancia produce algo de desconcierto entre los aficionados portuenses porque, supuestamente, Íker había aceptado la propuesta del presidente Pinto da Costa para integrar el plantel directivo y ejercer de enlace entre los jugadores y las altas esferas.
Mientras tanto, la pareja exhibe su pasión por la ciudad de Oporto en cuanto tiene ocasión. Sus bellos parajes los encandilan, con esas callejuelas del casco histórico reconocidas por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad.
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