Íker Casillas compra un piso de tres millones de euros, a su nombre, en Madrid
El exguardameta ya adelantó hace unas semanas que había adquirido una vivienda en la zona del parque del Oeste
Iker Casillas (39) y Sara Carbonero (36), junto con Martín y Lucas , sus dos hijos, regresan a Madrid después de cinco años en Oporto y la retirada definitiva del portero. Han sido meses difíciles para la familia después de que el deportista sufriese un infarto de miocardio y la periodista tuviese que enfrentarse a un cáncer de ovarios.
Ahora, al matrimonio se le presenta un panorama incierto en Madrid , ya que aún no tienen decidido si regresarán a la vivienda que poseen en la urbanización La Finca, en Pozuelo de Alarcón, o a una casa que el portero ha adquirido en la zona del Parque del Oeste, cerca de Moncloa. Fue el propio Casillas quien adelantó en «Semana» que se había comprado un inmueble, pero esta semana la revista «Diez Minutos» aporta más detalles.
Se trata de un piso de tres millones de euros que el deportista compró el pasado mes de abril en solitario, exclusivamente a su nombre , en Madrid, para poder estar más cerca de sus amigos, que en su mayoría residen en Móstoles y Fuenlabrada. Esta decisión de adquirir el inmueble por su cuenta ha conseguido avivar aún más los rumores de crisis sentimental con la periodista.
Aunque muy enamorados, su matrimonio se ha resentido con todos los problemas que se les han presentado en los últimos meses. De hecho, ambos llevan bastante tiempo sin aparecer juntos en público. Quizá por eso el exguardameta concedió una entrevista a a la revista «Semana» hace unos días en la que reconoció que los problemas han hecho tambalear su relación, pero fue muy tajante a la hora de zanjar los rumores de crisis.
Casillas llegó a reconocer que no ha estado lo suficiente con su mujer. « No he estado con Sara todo lo que debería. Con la situación que hemos tenido, en las últimas semanas igual no he estado mucho con Sara y eso da lugar a especulaciones», se sinceraba en la citada publicación semanal. Quizá una manera de admitir su error ante su mujer que, tras el confinamiento, ha decidido refugiarse en su familia .
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