La historia de superación de Cisco García, un «influencer» sin barreras
Cisco García, uno de los instagramers más influyentes según «Forbes», comparte su historia de superación y los pasos que le han llevado a lo más alto de la historia del tenis en silla de ruedas
El 28 de diciembre de 2015 , todo cambió para Cisco García (38 años). Hasta entonces, era un joven abogado cordobés, apasionado del «snowboard». Hasta que aquel fatídico día sufrió un dramático accidente en la estación de esquí de Mayrhofen (Austria). Cuando estaba dando un salto, destreza de la que era un auténtico maestro, perdió el equilibrio y la caída impactó sobre su espalda, afectando gravemente a su médula espinal . Quedó sin movilidad de cintura para abajo. Es así como una silla de ruedas pasó a formar parte de todos los aspectos de su vida.
Ese mismo año, se sometió a varias operaciones y tras seis meses de rehabilitación en el Hospital Nacional Parapléjicos de Toledo , cayó en la amargura y la desesperanza. Hasta que decidió despertar de su pesadilla y afrontar su nueva realidad: la discapacidad.
« Nunca supe qué era ser fuerte hasta que ser fuerte era la única opción que me quedaba », es así como Cisco recuerda su estancia en el hospital de Toledo, con la ilusión de poder levantarse un día de la cama y caminar de nuevo. En esa constante lucha consigo mismo, decidió que no iba a dejar que un error le impidiera vivir su vida intensamente, rodeado de felicidad.
Poco a poco fue superándose y, a través del deporte, terminó aceptando su realidad. Hasta que descubrió que el tenis era compatible con su vida . Un deporte que le ha enseñado mucho, tanto que ha terminado siendo uno de los mejores tenistas en silla de ruedas de España .
Cisco encontró en el deporte de la raqueta una nueva oportunidad, un reto, una tarea que afrontar. Como él mismo comenta a ABC, « el tenis me ha salvado la vida. Me devolvió la ilusión, las ganas de luchar . Despertar y motivarme cada mañana, el poder seguir mejorando, tener objetivos, retos y metas que alcanzar. Notaba que pese a estar en una silla de ruedas, todavía seguía teniendo una oportunidad», reflexiona el cordobés.
Cuando se despertó en el hospital, ¿era consciente de lo que había pasado?
Era plenamente consciente. Desde el momento que estuve tumbado en la nieve hasta el momento que me desperté en el hospital. Estaba muy mal. Fue un largo proceso, una montaña rusa de emociones: fases de estar triste, enfadado y eufórico con la esperanza de poder levantarme. Luego, las siguientes semanas empecé a tener esperanzas. Pero me di cuenta que no podía volver a andar. Me enfadé, entré en una frustración hasta que acepté mi realidad. Hay que aceptar la situación y abrazar los cambios que vinieron en mi vida. No podía vivir amargado , pensando en lo que pudo o no haber sido. Tenía que salir adelante.
¿Cuál ha sido su dificultad más grande?
Estar en la calle en una silla de ruedas. Me costó aceptar la discapacidad. Estar en la ciudad, bares, restaurantes, la playa… Lo que más me costó fueron las miradas de pena, miradas de condolencias. Yo no quería dar pena a nadie .
¿Cómo cree usted que ve la sociedad la discapacidad?
La sociedad no está del todo preparada para tratar a las personas con discapacidad. Por un lado no se nos ve tanto en los sitios, no se sale tanto, y por eso la sociedad no está acostumbrada. Para mí la clave es normalizar . Hay mucho desconocimiento, al final somos personas como cualquier otra. Si te has lesionado, te ha llegado una adversidad y tú en cierta forma la tienes que aceptar para ser feliz. No tienes que conformarte, no. Pero sí superarla.
¿Por qué ha decidido usted desempeñarse en el tenis?
Antes de lesionarme, ya jugaba al tenis. Me encantaba. Aunque no se compara con lo mucho que me gustaba el «snowboard». Pero notaba que al estar en una silla de ruedas todavía seguía teniendo una oportunidad. Hay torneos. Nosotros los tenistas entrenamos muy duro. Hay retos y muchas metas. Sin pensarlo, me motivé a ello .
¿Puede ser una similitud a lo que es competir en la vida?
En el tenis puedes fallar una bola fácil y no puedes permitirte parar a pensar en cómo has fallado. Tienes que aceptar tu error. Pasar página y centrarse en el presente. Esto es algo que nos ocurre mucho en la vida: nos ocurren cosas buenas o malas, muchas veces le damos vueltas al tema. Nos agobiamos, pensamos que cómo pudieron ocurrir. Nos lamentamos, «que mala suerte tengo...» excusas que nos envenenan el presente. Incluso nos desilusiona nuestro futuro. Se nos olvida vivir el presente. El tenis me ha enseñado a centrarme en el ahora .
¿Qué importancia tiene la abogacía para usted y cuánta le otorga al tenis?
La abogacía tiene cero importancia en mi vida. A mediados de 2018 me empecé a profesionalizar en el tenis y la dejé a un lado. Había días que estaba entrenando y luego tenía dos o tres llamadas perdidas por parte de mis clientes. Tenía que atenderles y, a medida que avanzaba, no me daba tiempo. Luego empecé a viajar, el año pasado estuve en 23 torneos muchos en África, Asia, América... No tenía tiempo. Ser tenista profesional implica un estilo de vida que no me permite ejercer como abogado. «El que mucho abarca poco aprieta». Es una gran verdad. El tenis es algo muy importante para mí.
Usted es un gran referente en las redes, ¿cuál es su opinión con respecto a ellas?
Nunca me he considerado un «influencer» hasta que « Forbes » me mencionó en la categoría. En ningún momento de mi vida me he tomado las redes como una profesión. Cuando quiero y cuando tengo cosas que contar comparto en Instagram. Mis entrenamientos, mi vida, mi familia. Enseño mi realidad tal y como es. Creo que eso es lo que le gusta a la gente de mí. Las redes se han convertido en una frivolidad, en postureo. Les tengo amor y odio. Amor porque me encanta compartir y conocer. Pero odio porque veo muchas cosas artificiales. Muchas apariencias. Lujos excesivos, que los puedes tener, claro. Disfrutarlos, también. Pero por qué esa necesidad de estar mostrando todo constantemente. La vida tiene muchas cosas más que ofrecernos .
Desde su experiencia, ¿cómo podemos usar las redes de una manera sana?
Defiendo la libertad individual, mientras no hagas grandes barbaridades que puedan engañar a la gente. Cada uno utiliza las redes como crea oportuno. No sólo somos libres de enseñar o no, o de mirar o no, sino que hay que tener cuidado, porque hay mucha gente joven e influenciable. Un ejemplo es que muchos chicos se someten a dietas extremas, se someten a cirugías, pasan hambre por aparentar algo o una persona que no es real. Luego, cuando enseñas tus lujos al final das un mensaje que no es correcto a la gente joven. La vida también trata del amor, de la salud, del trabajo, de los amigos . Hay que ser humildes.
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