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Si algo ha caracterizado al actor Christopher Reeve fue por sus ganas de seguir luchando. A los 42 años, el mejor Superman de la historia se quedó tetrapléjico después de tener un accidente a lomos de un caballo. Nunca se rindió. Los últimos avances en esta materia que han permitido a Jered Chinnock dar sus primeros pasos con ayuda de un andador, hubieran sido esperanzadores para el afamado intérprete, fallecido en 2004, como así ha declarado su hijo, Matthew Reeve .

«Por aquel entonces, no se pensaba que una cura para la lesión de la columna vertebral fuera una posibilidad, pero mi padre tenía una gran esperanza y trabajó incansablemente para recaudar fondos para la investigación», dice en el Correo de Estocolmo, lugar en el que reside con su familia. Y añade: «Tenía la creencia y lo intentó». Se creó una fundación en su nombre para financiar investigaciones para curar lesiones de la médula y mejorar la calidad de vida de los pacientes.

Para su hijo, un guionista que trabaja a tiempo parcial en la fundación, son grandes noticias. «Es difícil para mí no sentirme emocionado cuando veo o escucho acerca de pacientes que se levantan de sus sillas de ruedas y toman medidas. Uno de los primeros en recibir estimulación epidural se levantó para casarse», explicaba.

Cree que es cuestión de tiempo que haya cura y que las personas afectadas puedan volver a caminar. Aunque en el caso de su padre, sufría una lesión de las más graves , pues afectaba a las dos vértebras más altas en el cuello. «Tenía que estar conectado a un ventilador y necesitaba atención las 24 horas», dice.

La medicación que tuvo que tomar no ayudó mucho en los primeros años. Le dieron varios ataques de disreflexia autonómica (crisis de sudoración, taquicardia e hipertensión) y shocks anafilácticos , lo que le llevó a sufrir depresión. «Mi padre tuvo un breve momento de depresión al principio, porque era un hombre muy activo. Sin embargo, optó por aceptar lo que había sucedido, enfrentarse a todo y ayudar con las investigaciones contra la parálisis, ya que era un personaje público y podía dar voz», explica su hijo.

Y finalizaba Reeve: «Quería seguir allí como esposo y padre . Mi hermano menor, Will, tenía tres años en el momento del accidente y papá le enseñó a andar en bicicleta con solo darle instrucciones».

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