La hija de Raquel Bollo se sincera, por fin, sobre su relación con Chiquetete
Alma Cortés, siempre muy cauta a la hora de hablar sobre este tema, se pronuncia por primera vez públicamente tras el fallecimiento de su progenitor
Alma Cortés, hija de Raquel Bollo y Chiquetete , se ha sincerado por primera vez sobre la complicada relación que tuvo con su padre, fallecido en diciembre de 2018. A diferencia de su hermano mayor, Manuel , esta no acudió al funeral de su progenitor ni habló nunca sobre la herencia o la pensión que tantas polémicas ha generado. Ahora ha decidido hacerlo a través de su canal de «Mtmad», que estrenó recientemente, justo antes de convertirse en madre, y que fue precisamente el escenario elegido para anunciar la noticia bomba de su inesperado embarazo.
Sobre la relación con su padre, se muestra tajante: «En mi caso, conmigo, ha sido nula. ¿El por qué? No lo sé. Y me quedaré sin saberlo el resto de mi vida. No quiero entrar mucho en este tema, pero yo no me he peleado con nadie y a mí no me ha llamado nadie. Nada de nada».
Además, a pesar de que intenta no profundizar demasiado en el tema, finalmente ha confesado: «¿Si pedí la pensión de orfandad? Pues sí, porque me corresponde. Soy huérfana de padre . Creo que me corresponde. ¿Le hago daño a alguien? ¿Pagáis ustedes la orfandad? Me la da el Estado y es un Derecho que tenemos todos los que hemos perdido a un padre».
Sobre la herencia, de la que tanto se ha hablado en los medios, Alma se desmarca : «¿Qué herencia? ¿A ustedes le han llamado para alguna herencia? A mí no. Ni quiero ni me interesa. ¿Qué herencia? Ya sabéis que cómo fue la relación con mi padre».
Eso sí, en todo momento ha querido dejar claro que lleva trabajando desde que tuvo edad para hacerlo. «He trabajado en catering sirviendo comida, en bares, en restaurantes de alto prestigio que por mí misma me lo he ganado. He trabado poniendo copas, en ferias en la barra…», añade. En todo momento ha destacado que ella ha trabajado porque ha querido y no por «necesidad». «A mí nunca me ha faltado un plato en la mesa ni el vaquero que he querido ni la ropa que he querido ni el dinero para salir que he querido. Ha llegado una edad en la que yo he querido ser económicamente independiente. Éramos tres y yo no me sentía bien pidiéndole a mi madre «dame 30 euros para salir».
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