La herencia envenenada que recibirá el hijo de Liz Hurley
El suicidio del productor Steve Bing pone de relieve la convulsa historia de una adinerada familia
El productor Steve Bing murió el pasado lunes tras lanzarse al vacío desde la planta 27 de un edificio de apartamentos en Century City, en Los Ángeles. Clasificado como un suicidio, la policía investiga la muerte de este millonario, de 55 años, que fue cautivo de sí mismo, un auténtico campo de minas, según sus conocidos. Bing deja dos hijos a los que nunca reconoció, aunque las pruebas de ADN, por orden judicial, certificaron su paternidad: Kira (20 años), hija de la extenista estadounidense Lisa Bonder ; y Damian (18), fruto de una relación de año y medio con la actriz británica Elizabeth Hurley , después de que esta rompiera con Hugh Grant . Ellos serán los beneficiarios de una fortuna estimada en 600 millones de dólares (530 millones de euros), que Steve Bing recibió a la edad de 18 años de su abuelo, Leo S. Bing , un inversor en bienes raíces de Nueva York.
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Pero aquella herencia fue más una maldición que una bendición: no solo cambió su vida de la noche a la mañana, sino que siempre le mantuvo en vilo. Cargado de millones, el joven Bing abandonó sus estudios en la universidad de Stanford y puso rumbo a Hollywood en busca de fama, mujeres, glamur y poder. Cultivando algo de la mística de Howard Hughes en sus últimos años, le gustaba vivir en el Hotel Bel-Air escondido del mundo. Íntimo de Brad Pitt y Mick Jagger , también tuvo sonados enfrentamientos con algunas estrellas, como Sean Penn , a quien llegó a demandar. Fanático de Jerry Lee Lewis , financió su regreso a la música, coproduciendo el álbum «Rock & Roll Time». Además, y entre otros muchos títulos, produjo el documental «Shine a Light» de Martin Scorsese sobre los Rolling Stones, y «The Polar Express», con Tom Hanks , donde invirtió 85 millones de dólares. Fue uno de los grandes donantes de la campaña presidencial de Hillary Clinton, dejándose en la causa un dineral.
Su muerte ha conmocionado Hollywood y quienes le conocían bien aseguran que las aguas de su vida eran más turbias que tranquilas. Un amigo, que pidió no ser identificado, ha dicho a «New York Post» que Steve Bing era un tipo encantador y generoso, aunque vivía sumido en la depresión por un trastorno bipolar . Habitual consumidor de drogas, a menudo desaparecía durante largos períodos de tiempo y no tenía una relación sólida con sus hijos, quienes involuntariamente se vieron envueltos en sonoras disputas por la fortuna familiar paterna.
Embarazo y mentiras
Kira, la mayor, fue concebida cuando su madre, Lisa Bonder, estuvo casada, durante 28 días de 1999, con el magnate de los medios Kirk Kerkorian , 48 años mayor que ella. Al quedar embarazada, insistió en que Kerkorian era el padre y tras el divorcio se fijó una pensión alimenticia de 100.000 dólares al mes y un fideicomiso de 7 millones de dólares para la pequeña. Pero Kerkorian sospechaba que Kira no era en realidad su hija y contrató un detective privado que robó una pieza de hilo dental utilizada por Steve Bing, exnovio de Bonder, para demostrar que él era el auténtico padre, tal y como demostraron las pruebas de ADN. Kira solo recibió una pequeña fracción de la fortuna de Kerkorian.
Tanto Kira y como Damien, el hijo que el productor tuvo con Elizabeth Hurley , fueron rechazados por su propio padre biológico y su familia. El padre de Steve, Peter Bing , peleó ante los tribunales para que sus nietos no tuvieran derecho a la fortuna familiar, pues ambos nacieron fuera del matrimonio. Pero un juez de familia de Los Ángeles rechazó la petición. En breve, Kira y Damien Bing recibirán su cuantiosa y herencia. La envenenada herencia de los Bing.