Un guiri de rodríguez: david howell director departamento gobernanza de SEO Birdlife

Su concepción del verano dista mucho de la de sus paisanos británicos confinados en el Mediterráneo. Él prefiere el sosiego de la España interior

David Howell ABC

David Howell

Oigo el reclamo melifluo y observo el volar ondulante de un ave preciosa de color limón. Pasando de copa en copa, la oropéndola hace fluir mis recuerdos y el mosaico de robledal, huertos y terrazas de olivar que tengo en frente me sirve de mus a.

Es julio, y escribo a la sombra de un olivo en La Vera (Cáceres) a poca distancia del monasterio de Yuste. Una brisa evocadora atraviesa la terraza y me trae recuerdos de viajes por España. Soy hijo de la campiña inglesa pero, ahora mismo, soy un guiri de rodríguez: entre semana trabajo en la gran ciudad, los viernes bajo en bus a Cuacos, los domingos vuelvo. Aunque el calor aplastante del verano madrileño sigue ausente, hoy toca volver y dejarte aquí, en esta casa, con los perros.

david Howell ABC

Ahora el sonido del arrendajo rescata recuerdos de viajes estivales por la España interior: el equívoco en aquel bar de Trujillo, donde el «revuelto de criadillas de la tierra» que quería, en lugar de llevar hongos, m e enfrentó a las partes íntimas de un toro ; el vendedor de refrescos en Mérida molesto por mi «acento sevillano»; ser ayudante improvisado de los acróbatas en la plaza de Plasencia; Somiedo, con prados rebosantes de mariposas y saltamontes, y la silueta vigilante del rebeco contra la tormenta; el bebé dormido en brazos de su madre en medio del atronador escándalo de un bar en Aracena; el maestro de ceremonias animando a los versolari en Fuentarrabía; las risas del personal en las fiestas de Atapuerca , por mi aversión a comerme un cacho de hocico de cerdo entre pan y pan; el mágico hallazgo de las luciérnagas en Sotosalbos; y recoger contigo aquellos tomates del huerto de Jaume en la sierra de la Tramontana, con Juana Mari esperando para obrar sus milagros culinarios. Recuerdos de casi veinte «veranos de interior», que guardo como joyas.

En cuanto a la costa… Reconozco que no me identifico con las hordas británicas en el Mediterráneo . Agradezco su labor a las personas que lidian con mis paisanos en hoteles, bares y discotecas, -o, en el peor de los casos, en comisarías o urgencias-. Los «guetos» de apartamentos playeros donde se confinan ingleses de caras saturadas de sol y alcohol , no son lo mío. Me quedo con aquellos otros británicos que se integran, aprenden el idioma y disfrutan de la increíble riqueza cultural, gastronómica y natural de España.

Y me quedo con una tarde tranquila en la playa en Formentera ; con los fuegos artificiales de la Semana Grande, tumbado en La Concha; con las vistosas traineras del Cantábrico; con las sardinas, rabas y ¡helado de sidra! en Gijón; y con buscar lagartijas en el litoral rocoso de El Hierro , y luego cenar papas con mojo bajo la luna llena...

Suenan las campanas abajo en el pueblo y me deleito con el plan de este verano: festival en el valle de Ulloa , visitas a tu amigo en Pontevedra y a los pastores en su choza del monte leonés. Más joyas esperando en el camino. Quince días más de rodríguez, y el verano empieza de verdad.

Un guiri de rodríguez: david howell director departamento gobernanza de SEO Birdlife

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación