La guerra de las Kardashian amenaza al reality más exitoso de la historia
Kim no está dispuesta a que su hermana Kourtney abandone el programa que las hizo ricas y famosas
El 14 de octubre de 2007 se estrenó «Keeping up with the Kardashians», serie donde se relataba el día a día de una singular familia, los Kardashian / Jenner, formada por las hijas (y un hijo) de Robert Kardashian -abogado e íntimo amigo de O.J. Simpson -, y las de Bruce Jenner , medalla de oro en decatlón durante los Juegos Olímpicos de Montreal en 1976. La conexión entre el letrado y el atleta era Kris Jenner (64 años), la matriarca de la prole. «The New York Times» consideró el programa -que empezó a emitirse por el canal E!- como el show de «unas chicas desesperadas por escalar los peldaños de la fama». Hoy, 17 años después, las Kardashian siguen en antena y tanto su popularidad como su patrimonio han alcanzado cifras desorbitadas. Basta mencionar el ejemplo de la benjamina, Kylie Jenner (22), convertida en la «milmillonaria» más joven de la historia.
Ahora la factoría Kardashian podría comenzar a hacer aguas precisamente por el empeño de la primogénita, Kourtney (40), de abandonar el reality para disfrutar de mayores niveles de privacidad de lo que hasta ahora le han permitido las 16 temporadas del reality y criar a sus tres hijos lejos de la influencia y los tejemanejes de sus hermanas Kim (39), Khloé (35), Kendall (24) y la propia Kylie .
A Kourtney, siempre ácida y discreta, se la consideraba la «intelectual» del clan, por llamarlo de alguna manera, por lo que no sorprende que sea la primera en querer abandonar el barco. Y aunque lo ha pedido incluso a gritos, Kim Kardashian, la más influyente de todas ellas, se niega a dejarle marchar de lo que considera es su mejor obra. «Fui yo quien hizo célebre a la familia. Sin mí, no serías nadie », le llegó a recriminar a su díscola hermana mayor ante las cámaras. No en vano, esta estrella mediática, casada con el rapero Kanye West desde 2014 y madre de cuatro críos, ha sido la ideóloga de un negocio mediático que cimentó con su amistad con Paris Hilton , la filtración a las redes de un vídeo suyo de alto contenido erótico y su desinhibición a la hora de mostrar lo más recóndito de su intimidad.
Fuera de cámara
En uno de los últimos capítulos de «Keeping up with the Kardashians», Kim se quejaba amargamente de la actitud de Kourtney y le recrimina que pasara mucho tiempo fuera de las cámaras, así como que no habla de su relación con su nueva pareja: «No podemos decir el nombre de su novio en el programa. Sabemos que tiene uno, pero no nos lo dice porque no quiere que lo desvelemos», se lamentaba.
A Kourtney Kardashian le da igual lo que diga su hermana y no entiende por qué es un problema que no quiera compartir su vida sentimental con millones de espectadores en todo el mundo. «Me gusta mantener ciertos detalles en privado. No sé si están tan aburridas con sus vidas que tienen que vivir una aventura a través de la mía. ¡Vamos hombre, que se calmen!», replicó a su hermana menor. La tensión entre ambas ha alcanzado cotas tan altas que incluso la matriarca ha tenido que tomar arte y parte para pedir «respeto» a una y «generosidad» a la otra, para que el reality no pierda fuelle». En juego está un negocio de más de 100 millones de dólares.
Noticias relacionadas