Así es la forma física de Pedro Sánchez, según el preparador de José María Aznar
Bernardino Lombao analiza la musculatura exhibida por el presidente del Gobierno durante sus vacaciones en Lanzarote
El sobrepeso, la mala alimentación y el sendentarismo son algunas de las lacras de la sociedad actual . El ritmo de vida que se lleva hace que el gran perjudicado sea el cuerpo humano, que va acusando con la edad todos estos malos hábitos. Así lo reconoce Bernardino Lombao (80 años) un icono de la preparación física en España que ha dirigido los entrenamientos de personajes de todo tipo, desde atletas olímpicos al expresidente del Gobierno José María Aznar (65). «Si cuidamos lo que comemos, nos mantenemos activos y dormimos nueve horas tenemos mucho ganado para llegar a los cien años», fabula el experto, que ha aceptado el reto de ABC de analizar el estado físico del actual mandatario, Pedro Sánchez (46), a través de la foto de sus vacaciones en Lanzarote .
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«Está en buena forma, eso es innegable, pero le falta talento ahí dentro –ironiza–. De hecho, jugó al baloncesto en el Estudiantes por su estatura, pero luego no perseveró en su carrera deportiva». No obstante, los valores heredados en su juventud se aprecian ahora en esta imagen, porque «se ve que no se ha abandonado en el aspecto físico y que está bien, sin exceso de grasa, sin sobrepeso ... es un tipo normal, lo que ya es una verdadera ventaja. Ahora bien, tono muscular no tiene en absoluto; no cuenta con un cuerpo para rendir deportivamente, aunque seguro que realiza una cierta preparación ».
Las ataduras del cargo
No debe de ser fácil cumplir con todos los requisitos del entrenador cuando se vive pendiente de una agenda oficial, aunque Lombao no ve que tener un cargo público sea un problema. «Lo importante es crear el hábito del ejercicio en la persona y luego tratar de no dejarlo –comenta–, da igual el tipo de vida que lleves o el trabajo que tengas. Si puedes ejercitarte todos los días, mejor, pero si son tres por semana, también vale; lo importante es perseverar ».
Por su experiencia previa en La Moncloa, sabe que se pueden compaginar la vida personal con la oficial y que tienen los medios para hacerlo. «Cuando llegamos allí solo había un aparato doméstico que Adolfo Suárez había llevado al vestuario cuando jugaba al tenis. Entonces tiramos aquello e hicimos un gimnasio en condiciones, con barras, pesas, espalderas…». De todas formas, la existencia o ausencia de instalaciones no es excusa para descuidar el físico. «Tampoco hace falta tener un estadio a la puerta de casa. Con que tengas en la habitación un banco con unas mancuernas, una barra de pesas y un soporte para colgarte y trabajar las piernas es suficiente. Luego, para trotar diez minutos, cualquier calle de asfalto te sirve». Ahora bien, lo que no conviene olvidar son los preceptos de una buena práctica: «Primero, siempre calentamiento; luego, el entrenamiento y, para terminar, unos minutos de calma».
Aznar, referente
Para un estudioso del cuerpo humano como Bernardino, tener un discípulo aventajado es todo un lujo y un orgullo. Por eso no se recata en hablar de Aznar como un portento físico. « Es una bestia del deporte , todo un atleta. A sus años sigue entrenándose los siete días de la semana con una carga de repeticiones extraordinaria». Esto ha hecho que intentara llevarle al terreno de los campeonatos internaciones de atletismo para veteranos, de los que el propio Lombao es habitual competidor. «Se lo he propuesto varias veces, pero no me hace caso y no se apunta. Estoy convencido de que obtendría grandes resultados ».
A la hora de recordar el estado de forma de otros políticos, sale a colación el nombre de Eduardo Zaplana (62), ahora gravemente enfermo. «Se entrenaba tres veces por semana con el saltador Rafa Blanquer en Valencia, tenía muy buenas condiciones», aunque no puede decir lo mismo de otros antiguos gobernantes, apoyado en su retranca gallega. « Zapatero (58) no tenía ningunas condiciones, ni musculatura ni nada ; vamos, que cuando corría no daba ni sombra», mientras que Rajoy (63) tenía buena intención, pero le faltaba intensidad. «Me aseguraba que se entrenaba todos los días, pero yo le contestaba que sacar al perro a pasear no era entrenar », bromea.