«Fashionistas» atrapados en la nieve

Barneys vuelve a abrir su histórica tienda del barrio de Chelsea

Una joven se abre paso entre la nieve en Manhattan ABC

MARÍA LUISA FUNES

Nadie se paraba en los kioskos de flores. La nieve arrasó Nueva York durante el President’s Day, un festivo con descuentos en las tiendas. Y es que en Estados Unidos, cualquier celebración es motivo de compra. A pesar del temporal, la Semana de la Moda no se ha visto interrumpida, pero sí aguada.

Las «fashionistas» han recorrido ateridas las blancas calles de Manhattan . Minifaldas con leotardos, abrigos de pelo blanco en plan Yeti, cabelleras naranjas y chalecos étnicos. Las periodistas de moda, con menos entusiasmo, han llegado a sus citas sin grandes aspavientos, bien pertrechadas, con gorros y bufandas tupidos, porque al fin y al cabo, hasta el frío es parte del guión.

Cada mes de febrero, Nueva York recibe a unas 300.000 personas que vienen - por un motivo u otro- a la semana de la moda . Y la ciudad les espera con las tiendas abiertas incluso en domingo, supermercados de 24 horas y cafeterías que no cierran. Una delicia para los que -afectados por el jetlag- se despiertan a las 4 de la mañana.

Con ocasión de la semana de la moda, este lunes pasado ha vuelto a abrir el gran almacén «avant garde» de lujo Barneys , en su local original de la Séptima avenida con la calle 17th, al sur del barrio de Chelsea y al norte del Village. Barneys abrió en esta localización en 1923 y allí se mantuvo hasta su cierre en 1997. Se había planificado su apertura en una semana clave para la ciudad, asegurándose así la repercusión en los medios y la visita de importantes periodistas del sector.

Tienda de Batney's ABC

Pero la preciosa nueva tienda de Barneys ha permanecido casi vacía debido, entre otros motivos, a las inclemencias del tiempo . Sus cuatro plantas están diseñadas en forma de donut, alrededor de una escalera circular central inspirada en la que en su día había proyectado la genial Andrée Putman. Las mesas con bordes de latón de estilo años 70, los sillones de terciopelo beige, los espejos y la apertura de los espacios, reflejan la filosofía de otra época: parecen estar esperando poblarse de botas de Courrèges y vestidos de Halston.

Se trata de cuatro plantas divididas entre cosmética y perfumes, accesorios, ropa de mujer y colecciones de hombre. El equipo de Barneys se ha ocupado de actualizar la oferta y añadir servicios adicionales: una zona para clientes VIP, una sofisticada barbería para ellos, colecciones en exclusiva, la presencia de marcas de rabiosa actualidad, la posibilidad de comer en el restaurante Fred’s, de pagar las compras con Apple Pay o de conectarse a la tienda con el smartphone para recibir propuestas de servicios y promociones in situ.

Quizás sea que la nieve ha privado a este nuevo Barneys de vida, por el momento. O quizás los bolsos de Delvaux no venden fuera de Bélgica y la ropa de Tim Coppens no tiene tirón. Pero puede que lo que ocurra es que sea un «Barneys del futuro», y tanta modernidad aún no se entienda , por mucho que el establecimiento se vaya a convertir en inmediato catalizador de la zona. Lo sabremos cuando pase la tormenta.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación