El estrés y los desencantos, la tormenta perfecta para María Teresa Campos

La presentadora se recupera de la isquemia cerebral que sufrió el pasado martes

La periodista, junto a sus dos hijas, Terelu y Carmen el pasado dos de mayo GTRES
Gema Conty

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Hay temporales que duran días, incluso varias semanas, pero la tormenta que atraviesa la vida de María Teresa Campos parece que ha cogido fuerza al tocar tierra y se ha convertido en un huracán de varios años. A sus 75 primaveras –el 18 de julio cumplirá 76–, la presentadora, nacida en Tetuán (Marruecos), ha tenido que ver cómo parte de lo que había construido se derrumbaba como un castillo de naipes. Como si de fichas de dominó se tratarán, uno a uno fueron cayendo algunos de los pilares más importantes de su vida .

La cancelación de su programa «¡Qué tiempo tan feliz!», el pasado mes de febrero, con el que tantos éxitos cosechó, supuso un gran disgusto para esta periodista de raza que comenzó su carrera en los micrófonos de Radio Juventud de Málaga, cuando apenas tenía 15 años. El reality sobre su familia, «Las campos», tampoco fue una fuente de alegrías. La sobreexposición pública a la que se sometió al abrir las puertas de su casa –junto con la compañía de sus dos hijas, Terelu y Carmen –, unida a las fuertes críticas que recibió por parte de algunos de compañeros de profesión y amigos, supuso un detonante más. Tampoco ayudaron los problemas que tiene con Hacienda, deuda que en 2015 se cifraba en 800.000 euros. La presentadora, que llegó a ganar una buena suma de dinero en su mejor momento profesional, tuvo que poner a la venta varias de sus propiedades para hacer frente al fisco.

Una de las pocas alegrías que ha tenido en los últimos años fue la llegada a su vida del humorista Edmundo «Bigote» Arrocet, con el que recuperó la fe en el amor después de que el periodista radiofónico José María Borrego Doblas , su único marido y padre de sus hijas, decidiese quitarse la vida de un disparo en 1984. Sin embargo, lo que comenzó como un idílico romance en el verano de 2014, se empañó con la aparición de unas imágenes del cómico en compañía de una mujer en su piso de soltero. Aunque se trataba de su socia y amiga, el daño ya estaba hecho. Lo cierto es que no había semana en la que la familia Campos o la pareja de la presentadora no apareciese en las revistas del corazón . Primero por la «infidelidad» de Bigote y después por Terelu y sus supuestos problemas con la comida. Que su pareja decidiese concursar en «Supervivientes» tampoco fue una bendición. De primeras, María Teresa expresó su negativa aunque, con el paso de las semanas y siguiendo sus pasos por Honduras, su opinión ha cambiado y se siente orgullosa de su pareja.

Todo esta espiral negativa supuso una fuente de tensión continua que acabó por desgastar a la presentadora . De hecho, la matriarca del clan confesó que, tras sufrir un mareo en su programa y con tantos frentes abiertos (profesionales y personales) tuvo la necesidad de acudir al médico. «Ha sido mandarme una cosita ansiolítica , que no voy a decir qué es, y se me quitaron los mareos. Me lo han mandado para reducir el estrés, porque además de lo que tengo en las cervicales, estoy estresada», confesaba en televisión hace un par de meses. Y es que los que la conocen bien aseguran que Teresa digiere muy mal los disgustos.

No es extraño que todos estos problemas le hayan pasado factura. El pasado martes se llevó «el susto de su vida» cuando ella misma se dio cuenta de que algo le estaba pasando cuando sufrió anomalías en la visión de su ojo derecho y un mareo en la ducha. Estaba sufriendo una isquemia cerebral –disminución de la circulación sanguínea– en territorio vertebrobasilar. Después de dos días en la UCI, la comunicadora presenta una leve mejoría y ya ha sido trasladada a planta, en la que ha recibido alguna que otra visita, como la del propio Paolo Vasile , consejero delegado de Mediaset España, que ayer mismo le expresó sus mejores deseos.

Una salud debilitada

La fortuna no ha sonreído a la familia Campos, en cuanto a salud se refiere, con el cáncer ligado estrechamente a sus vidas. Primero fue la propia Campos quien tuvo que enfrentarse hace 20 años a un cáncer de garganta; en 2001, a su hija Carmen le dignosticaron un tumor en el útero y en 2012 fue el turno de Terelu, con uno de mama. Afortunadamente todos cogidos a tiempo. Pero el verdadero varapalo fue la inesperada muerte de su hermana, Araceli , en agosto de 2015, también por lo mismo. Los que la conocen dicen que la periodista no ha vuelto a ser la misma desde ese momento. Ahora solo queda esperar a que se recupere por completo y se tome la vida con más calma.

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