La estancia de Patricia Llosa en el paraíso del ayuno marbellí

La exmujer del Premio Nobel ha pasado 21 días en la famosa clínica Buchinger, en compañía de su hijo Álvaro y la esposa de éste, Susana

Patricia Llosa, su hijo Álvaro y la esposa de éste, Susana Abad GTRES

ANA MELLADO/MARTÍN BIANCHI

«Mi idea de Marbella es un tranquilo retiro de costumbres monacales, donde se bebe mucha agua, se hace ejercicio, se acuesta uno temprano y se levanta al alba, y donde ni siquiera con el pensamiento resulta cómodo pecar». Con estas palabras, Mario Vargas Llosa sintetizaba sus retiros estivales en la clínica Buchinger a la que acudió religiosamente durante veinte años con su esposa Patricia. El mes de julio solía ser el elegido por el matrimonio para ingresar en el paraíso del ayuno marbellí durante tres semanas y desalojar esos kilos de más a base de zumos, sopas y meditación.

Los tiempos, siempre caprichosos, han cambiado. A sus 80 años, Mario Vargas Llosa se ha entregado este verano a unas vacaciones más terrenales y placenteras de la mano de Isabel Preysler . Nada que ver con su paréntesis frugal de antaño en la Buchinger; crucero por los fiordos, escapada a la islas griegas, baños de sol en Bali y finalmente recorrido por los resorts más exclusivos del sudeste asiático, según publicaba esta semana «¡Hola!». Su exmujer Patricia, en cambio, es la que mantiene viva la tradición familiar. Se ha internado durante 21 días en la clínica Buchinger con su hijo Álvaro y la esposa de éste, Susana Abad.

El ayuno al que se han sometido voluntariamente los tres no se reduce a agua y meditación, al más puro estilo Gandhi. El Método Buchinger, ideado por el doctor Otto Buchinger, permite ingerir 250 calorías diarias que aportan las vitaminas, minerales y todos aquellos elementos que el organismo necesita para mantener el equilibrio nutricional y un buen nivel energético. Zumos de fruta, caldos de verdura, infusiones y miel conforman el menú de cada día. En la primera jornada, los pacientes pasan un análisis exhaustivo y los especialistas determinan si está indicada esta abstinencia o si tiene que optar por una dieta hipocalórica de 600 calorías, a base de papillas de trigo, fruta, yogur, verduras y hortalizas frescas, recogidas de su propio huerto ecológico.

Entrada de la clínica marbellí BUCHINGER

En cualquier caso, para los Vargas Llosa nunca supuso mayor esfuerzo este drástico recorte de calorías. «Ayunar es un placer», repetía una y otra vez a modo de mantra el Premio Nobel. El éxito del método reside en que se le dan vacaciones al estómago , pero también al cerebro. Al rigor alimenticio se suman paseos por la playa, yoga, largos en la piscina, clases de tenis en unas instalaciones de ensueño.

Por sus cuidadísimos jardines han paseado en albornoz las siluetas de un sinfín de celebridades dispuestas a «meterse en cintura». Desde Sean Connery a Isabel Sartorius, pasando por Christina Onassis, Juan Luis Galiardo, Brian Ferry, Vázquez Montalbán o Isaac Antik, entre muchos otros . Por supuesto, la abstinencia terapéutica tiene un precio de oro. Según se desprende de su catálogo, 21 noches de alojamiento en la suite ático mediterráneo con el programa ayuno classic asciende a 29.890 euros.

Patricia también aprovechó su retiro en Sierra Blanca para ver a sus nietos, los hijos de Álvaro , que se encontraban veraneando en la localidad malagueña. También hubo tiempo para la música y el arte. Los tres pacientes de la Buchinger acudieron al festival Starlite, concretamente al concierto de Miguel Ríos, Ana Belén, Víctor Manuel y Joan Manuel Serrat. Otro día visitaron el museo Colección del Museo Ruso de San Petersburgo en Málaga. La propia nuera de Patricia, Susana Abad, compartió estos entrañables momentos familiares en su cuenta de Twitter.

Desde su ruptura con Mario Vargas Llosa, tras 50 años de matrimonio, Patricia, una mujer siempre luchadora y tenaz, ha encontrado el mejor apoyo en sus hijos. El pasado mes de julio se escapó durante dos semanas a Alaska con Morgana y su esposo Stefan Reich y las hijas de ambos, así como con su hijo Gonzalo y las hijas de éste. «Patricia irradiaba energía y vitalidad. Es otra persona desde el verano pasado », comentaba una fuente cercana a la familia.

Y tras encontrar la paz, el sosiego y la calma imperante en el templo del bienestar marbellí, Patricia, Álvaro y Susana recalaron el martes en Salzburgo para mimar sus oídos con la mejor música clásica de su tradicional Festival de Verano.

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