Emanuela Mauro, la discreta mujer del nuevo primer ministro italiano
Alérgica a los focos y las fiestas mundanas, vive volcada en su profesión como arquitecta de interiores
«Es una mujer con gusto, reservada, muy discreta y poco amante de la mundanidad». Así es descrita por quienes la conocen la nueva primera dama italiana, Emanuela Mauro , arquitecta, la mujer del sexagésimo cuarto primer ministro de la historia de la república italiana, Paolo Gentiloni . Mientras éste presentaba su programa de gobierno en la Cámara de diputados, todos los medios se dejaban llevar por la curiosidad para conocer datos de la sucesora de la profesora Agnese Landini . Si de la mujer de Matteo Renzi fue la discreción personificada y se dejó ver lo justo, de la señora Gentiloni quizás se oiga hablar todavía menos. Ha sido difícil incluso encontrar fotos de ella, porque apenas circulan por internet . Ahora comienza la caza de los reporteros. Curiosamente, Agnese y Emanuela comparten un pasado de scout.
El primer ministro, de sangre azul, tiene orígenes nobles que echan sus raíces en la región de las Marcas, en Tolentino, donde la familia cuenta con un palacio que acogió en el 1848 a Giuseppe Garibaldi, uno de los principales artífices de la unidad de Italia. El conde romano Paolo Gentiloni, 62 años, y Emanuela Mauro, también con orígenes nobles, se casaron en 1988 y no tienen hijos. La organización de su matrimonio habla de su espontaneidad. Casi por juego, Paolo Gentiloni y su amigo, el diputado del PD Ermete Realacci, en tiempos en que compartían su vocación ecológica en Lega Ambiente, decidieron casarse en Londres , el día de Nochevieja. Emanuela Mauro acogió la idea con entusiasmo y en la capital británica celebraron su boda los dos matrimonios.
Emanuela, a la que Paolo Gentiloni llama Manú, es una prestigiosa arquitecta de interiores. Ha restaurado varias casas, también de amigos, y todos tienen la misma opinión: « Es amable y rigurosa, exactamente como Paolo . Ambos comparten el aristocrático pasatiempo de los largos paseos por la montaña y seguramente el menos chic, pero igualmente noble, de moverse por la Ciudad Eterna en moto, para superar las dificultades del siempre caótico tráfico romano. Viajan hasta Austria para hacer esquí de fondo ».
Él es un lector empedernido (novelas americanas, ensayos…), al igual que ella. Su casa en la Ciudad Eterna, a dos pasos del palacio del Quirinal , la residencia del presidente de la República, está llena de libros y vacía de pompa.
Dado que huye de los ambientes radical chic y de las fiestas mundanas donde mucha gente va a fotografiarse, quienes la conocen aseguran que será una primera dama fiel a su estilo: muy discreta que solo se dejará ver cuando lo la ocasión y el protocolo lo exijan. Fue invisible a los fotógrafos incluso cuando el marido estaba en la Farnesina como ministro de Asuntos Exteriores .
Ahora seguirá con su vida profesional autónoma como arquitecta sin invadir el campo del marido en el palacio Chigi, residencia del primer ministro. Curiosamente, allí tendrá su despacho la subsecretaria del Consejo de Ministros, María Elena Boschi , quien como ministra para las Reformas y Relaciones con el parlamento en el gobierno de Matteo Renzi, fue la encargada de elaborar la reforma constitucional rechazada en el referéndum del día 4. María Elena Boschi había prometido que si los italianos votaban contra su reforma, se marcharía de la política como Renzi. En cambio, no solo no abandona, sino que el lunes fue ascendida: su cargo equivale a ministra de la Presidencia, por la que pasan los más importantes informes del gobierno, convirtiéndose en brazo derecho del primer ministro. Se supone que el cargo de Boschi ha sido una imposición de Matteo Renzi. Cabe imaginar lo que pensará Emanuela Mauro de la Boschi, quien focaliza diariamente la atención de todos los medios: dos estilos y formas de ver la vida y la política.
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