La duquesa que regaló sus títulos porque piensa que son anacrónicos
Cristina Parra heredó tres títulos: duquesa de Tarancón, condesa del Recuerdo y condesa de Gracia; pero decidió cedérselos a su hermano y sus sobrinas. «Los títulos nobiliarios son cosa del pasado, ya no sirven para nada»
![Alicia Villate y Muñoz, V duquesa de Tarancón y madre de Cristina Parra junto a Don Carlos de Urquijo](https://s3.abcstatics.com/media/estilo/2018/02/07/alicia-kD9H--1240x698@abc.jpg)
Llevan apellidos ligados a la historia de España y, en su gran mayoría, se sienten orgullosos de pertenecer a familias que, de un modo u otro, dejaron huella en su país. Actualmente, existen en España cerca de 3.000 títulos nobiliarios activos, según la base de datos de la Diputación Permanente y Consejo de la Grandeza de España, órgano encargado de registrar la nobleza española.
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A pesar de que a algunos les pudiera parecer algo arcaico, el hoy Rey Emérito, Juan Carlos I , concedió 47 títulos nobiliarios durante su reinado para reconocer los méritos de intelectuales, políticos y artistas, en general personas que han contribuido a los intereses de España. Entre ellos destacan los que otorgó con el privilegio de ser hereditarios, como por ejemplo a la hija de Francisco Franco , Carmen Franco y Polo como duquesa de Franco , a Adolfo Suárez como duque de Suárez, a Camilo José Cela, marqués de Iria Flavia (el nombre romano de su ciudad natal) o al guitarrista clásico Andrés Segovia, que se convirtió en marqués de Salobreña. Sin embargo, desde su proclamación en junio de 2014, Felipe VI no ha concedido ni un solo nuevo título nobiliario. Un hecho que hace plantearse la cuestión de supervivencia de la nobleza a largo plazo.
Herencia
Según establece la ley, los títulos son heredados por los primogénitos. Después de la muerte del titular, el beneficiario tiene dos años para reclamarlo. Si no lo hace, otros miembros de la familia pueden reivindicar que se le otorgue el título. Esa demanda se hace al Ministerio de Justicia y el Rey decide. En el caso de que ningún miembro reclame el título, este pasará directamente a la Familia Real, que podrá concederlo a quien considere. Es lo que ocurrió con el título de duque de Hernani en la familia de Cristina Parra , marchante de arte y duquesa de Tarancón de 2006 hasta 2012, cuando decidió renunciar a su distinción: «Un primo de mi madre poseía el título de duque de Hernani, se murió sin hijos y nadie lo reclamó por lo que pasó al Rey. Años más tarde leí que se lo había otorgado a su hermana , la Infanta Margarita », afirma en conversación telefónica con ABC.
Los primogénitos tiene derecho pero no obligación de heredar los títulos nobiliarios de cada familia. Si no los desean pueden cederlos. Es el caso de Cristina Parra que, cuando fallecieron sus padres, heredó tres títulos: duquesa de Taracón, condesa del Recuerdo y condesa de Gracia ; pero decidió cedérselos a su hermano y sus sobrinas. «Para mí tener un título a día de hoy no tiene ninguna ventaja. Nunca usé el que me dieron con 18 años y cuando heredé los dos de mi madre tampoco los usé. Como mi hermano los quería y tiene hijas pues se los cedí», explica. «Aparte de poder firmar con el nombre de duque o conde, o que aparezca en tu tarjeta de visita, no tiene absolutamente ningún beneficio más». Asegura que la nobleza en España está obsoleta: « Me parece algo anacrónico en el siglo XXI . Es cosa del pasado, ya no sirve para nada», cuenta. «Yo nunca lo quise tener. Mi madre siempre supo que yo no lo usé nunca, mis hermanos también recibieron el suyo y sí que lo usaron, yo jamás».
La nobleza sigue viva
Es cierto que en la actualidad un título nobiliario no tiene ninguna utilidad práctica pues el último privilegio, que era el pasaporte diplomático para los Grandes de España, fue abolido en 1984. Se trata solo del orgullo que pueden sentir al saberse parte de una familia en la que alguno de su estirpe ha merecido tal reconocimiento. Por ello, y a pesar de las muchas crisis que ha sufrido a lo largo de su historia, la nobleza sigue viva . Recordemos que estas distinciones fueron abolidas durante la Segunda República Española en 1931 si bien se restauraron en 1947.
Hace treinta años el historiador David Cannadine predijo la muerte de las clases altas en su libro «The Decline And Fall Of The British Aristocracy». Según argumentó, si las tendencias actuales continuaban, veríamos la extinción de la nobleza para el año 2175. Un dato del que no está completamente de acuerdo Cristina Parra, quien afirma que «no creo que desaparezcan a no ser que llegue un gobierno súper radical que decida eliminarlos, un hecho que no va a pasar», asegura, poniendo como ejemplo Francia o Alemania que, «a pesar de que son repúblicas, aún sigue habiendo gente con títulos nobiliarios».