«Doña Pilar fue excepcional por su franqueza, su claridad de ideas, su tesón y su bondad»
La Infanta encarnaba con la mayor naturalidad valores que son mayormente desconocidos para las generaciones que hoy intentan imponer la ausencia de los suyos
Conocí a Doña Pilar hace unos 25 años y fue a través de su hija Simoneta (con quien construí una amistad que no ha decaído en todos estos años) porque Simoneta compartió siempre su vida con su madre y era imposible no tratar a una si tratabas a la otra.
La Infanta encarnaba con la mayor naturalidad valores que son mayormente desconocidos para las generaciones que hoy intentan imponer la ausencia de los suyos. Consciente de la responsabilidad inherente a la familia en que nació, el amor a España, sus gentes y sus símbolos y la lealtad a La Corona eran parte integrante de su personalidad.
Generosa con sus hijos, sus amigos, sus colaboradores , entregada a los menos favorecidos a través de ese incomprendido y a veces denostado evento anual, el Rastrillo, pulmón de la iniciativa que presidió, «Nuevo Futuro», con más de 50 años dedicados a proteger a niños y adolescentes en situación de precariedad social. Una labor que emprendió con enorme fuerza, dejando a un lado perezas, sonrojos e incomodidades. Admiradora entusiasta de su hermano el Rey Juan Carlos y, al mismo tiempo, consciente desde siempre de su responsabilidad como hermana mayor; cuidadora de su hermana la Infanta Margarita ; y apasionada del mundo hípico donde presidió la Federación Hípica Internacional durante doce años hasta 2006.
Doña Pilar, Pilar Badajoz como gustaba firmar, cuidaba de sus cinco hijos hasta extremos improbables en la cotidianidad de sus vidas, profesionales, personales o familiares. Fue una mujer que hizo de la normalidad de ser mujer y madre, la excepcionalidad de serlo al límite. Porque doña Pi fue excepcional por su franqueza, su claridad de ideas, su tesón ante la adversidad y su bondad . Tengo muchas razones para recordarla, para no olvidarla, todas ellas relacionadas con el cariño y confianza con que siempre me distinguió. Pero de las múltiples anécdotas que compartimos a lo largo de este último cuarto de siglo solo quiero mencionar aquí la petición que me hizo, consciente de mi afición a la fotografía y reconociéndome alguna habilidad menor al respecto, y con objeto de que no se enturbiara el ambiente íntimo y familiar de la celebración con la preocupación porque pudieran filtrarse algunas fotos, de dejar para su recuerdo testimonio fotográfico del almuerzo con que festejó en su casa de Palma su 80 cumpleaños, con asistencia del rey don Felipe, y los reyes Don Juan Carlos y Doña Sofía , y rodeada de todos sus hijos y nietos y tres o cuatro amigos más.
Fue un día inolvidable para ella en el que rió, cantó, disfrutó y se abrazó a su familia que la homenajeó como se merecía. Homenaje y cariño incondicional que ha seguido mereciendo hasta su último y definitivo adiós.
Yo quiero acompañar a todos los que la quisieron, y sobre todos ellos a Juan , Simo , Beltrán , Bruno y Fernando , a sus hermanos, SS MM Don Juan Carlos y Doña Sofía y su hermana doña Margarita, con el recuerdo alegre de la Infanta, amiga y madre que siempre fue, en la desazón y tristeza de su irremediable ausencia .
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