Dolly Parton, la paleta que conquistó el mundo
La cantante y actriz ha vuelto al candelero al anunciar que está negociando posar para Playboy a sus 75 años

Su nombre evoca grandes escenarios, películas de Hollywood y galas llenas de glamour, pero Dolly Parton es ante todo una mujer sencilla, humilde y sin complejos. «Los «rednecks» (paletos sureños) estamos orgullosos de serlo, pero si un forastero nos llama paletos debe hacerlo con cuidado. O mejor que no lo haga, porque nos cabrearemos. No porque no lo seamos, sino porque seguramente no tenga ni puta idea de lo que significa», dijo con rostro severo en un reciente documental sobre la música country.
La cantante, actriz, escritora y empresaria, que ha vuelto al candelero al anunciar que está negociando protagonizar una nueva portada para Playboy (ya lo hizo en 1978), ahora está forrada (su fortuna está estimada en unos 600 millones de dólares) pero tiene orígenes muy, muy humildes. Nació el 19 de enero de 1946 en Sevierville, Tennessee, en una familia de doce hermanos que vivía en una cabaña de una sola habitación en Great Smoky Mountains.
La pequeña Dolly dio señales de vocación artística muy pronto, y demostró que nadie le pararía los pies con tan sólo nueve años, al presentarse en una emisora de East Tennessee para que la dejaran cantar en sus programas de radio.
A los 13 años ya estaba grabando su primer single (una joyita de bubblegum-pop llamada «Puppy Love») en un pequeño sello de Luisiana, Goldband Records, y consiguió colarse en el cartel de conciertos del programa de radio semanal más icónico del Country, el Grand Ole Opry, donde conoció al mismísimo Johnny Cash , quien la animó a seguir sus propios instintos.

El día siguiente a su graduación en el instituto se fue a vivir a Nashville para perseguir su sueño, y en cosa de un año ya tenía contrato y empezaba a hacerse oír en la escena local. Corría el año 1965, y Dolly Parton tenía prisa por alcanzar la fama, así que aceptó la propuesta del compositor Porter Wagoner para formar parte de su programa de televisión. Sin embargo, los tres años siguientes fueron algo frustrantes para ella, ya que no logró destacar en las listas de ventas.
Eso acabaría en 1970-1971, cuando Wagoner la convenció para que grabara «Mule Skinner Blues» de Jimmie Rodgers, que llegó al número tres, y «Joshua» , el que se convertiría en su primer número uno.
A partir de ese momento, la carrera de Dolly Parton desarrolló una popularidad ascendente que le hizo entender que debía librarse de la tutela y Wagoner y tomar sus propias decisiones. Una valiente estrategia que la convirtió en un icono cultural estadounidense, especialmente cuando publicó su mayor éxito, «I will always love you» , una suerte de despedida de su viejo socio Wagoner. Pero ella nunca dejó de ser la misma chica sencilla de Tennessee. Una chica, además, de un solo hombre . Se casó en 1966 con el único novio que se la ha conocido en toda su vida, Carl Thomas Dean, un antiguo trabajador de la construcción que, según ella misma, sólo ha ido a verla actuar una vez en todo este tiempo. Pero quererse, se quieren un montón: en 2016 celebraron un evento familiar para renovar sus votos en honor a su 50 aniversario de bodas, y ella ha hablado varias veces con mucho orgullo del lado romántico de su marido, que a día de hoy la sigue sorprendiendo con poemas al pie de la cama. No pudieron tener hijos porque Parton sufrió una endometriosis que requirió histerectomía, pero ayudaron en la crianza de varios de los hijos de los hermanos de la artista.
En 1986 abrió su propio parque de atracciones infantil, Dollywood, pero seis años antes hubo algunas familias estadounidenses que pusieron el grito en el cielo. Fue en 1978 cuando Parton accedió a posar para la portada de Playboy, vestida con el típico vestido de conejita de la revista. Y efectivamente le costó algún disgusto con sus fans más conservadores, que eran muy numerosos, pero desde ese momento nadie en su país podría olvidarla. Tal fue el impacto que generaron sus pechos , que muchos años después, uno de los niños que la vio en un kiosko se acordó de ella siendo ya un reputado científico. Se trataba de uno de los investigadores que clonó la oveja Dolly. Nombrada, lo han adivinado, en honor de Parton. «La creación de este animal se deriva de una célula de una glándula mamaria, y no podríamos pensar en un par de glándulas más impresionantes que las de Dolly Parton».
A sus setenta y cinco años, no se corta en admitir que pasa por cirugía siempre que lo ve necesario. «Si veo algo hundido, embolsado o arrastrado, lo pellizcaré, lo meteré o lo chuparé», dijo con mucho sentido del humor. Filántropa convencida, se deja auténticas millonadas para ayudar a quien ella estima que lo merece. Sigue teniendo un glamour y un carisma brutales, y ha colaborado con todo tipo de músicos, desde rockeros a raperos , desde el mismísimo Julio Iglesias hasta estrellas modernas como Norah Jones. Ahora incluso Netflix está planeando rodar un proyecto sobre su vida, que se desconoce si será serie o película. En 2020, Parton es una paleta que mola.