Cuando ellos son los consortes

Hubo maridos de mucho silencio, como el de Alaska, que luego resultó un trueno de ajetreo público, ya a lomos de su propio nombre, Mario Vaquerizo, que ejerce más o menos de marido soltero

Julia Roberts y su marido

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La condición de consorte de mujer popular, o famosa, es condición de tránsito, muy a menudo, porque el consorte de la fama acaba siendo famoso él mismo, tarde o temprano. Hay excepciones, pero son pocas excepciones. El consorte más o menos anónimo pudiera empezar en Pepe Tous , por ejemplo, o Nilo Manrique , y acabase en Alfonso Díez Carabantes , maridos, o parejas, de Sara Montiel , Isabel Gemio o la duquesa de Alba , respectivamente. Ya vemos, así de arranque, que el consorte anónimo no existe, en rigor, porque enseguida resulta un señor que también sale en fotos, al principio con cara de indiferencia, después con cara de resignación, y finalmente con cara de contento, incluso. Pepe Tous fue el marido en la sombra de Sara Montiel, y le llevaba los contratos y los consejos. A Norma Duval le llevó sus asuntos Marc Ostarcevic , su marido retranqueado, hasta que dejó de llevar sus asuntos, porque se acabó el oficio de marido. Nilo Manrique fue un cubano ceñido que casó con Isabel Gemio, hasta que desapareció del panorama.

Hubo maridos de mucho silencio, como el de Alaska , que luego resultó un trueno de ajetreo público, ya a lomos de su propio nombre, Mario Vaquerizo , que ejerce más o menos de marido soltero. Alfonso Díez Carabantes es un funcionario que un día entró en el palacio de Liria, casó por bulerías con la duquesa, y se despidió viudo de Cayetana, prácticamente como llegó: bajo un silencio ejemplar.

Wyters Alban/ABACA

En la órbita internacional nos sale que Keira Knightley , Julianne Moore , o Cindy Crawford , también han sido mujeres con parejas de poca portada, o ninguna. Keira se enamoró del coreógrafo Benjamin Millepied durante el rodaje de la película «Cisne Negro». Fue Benjamin quien entrenó a la actriz para los tramos de ballet de aquel trabajo. Celebraron boda secreta. Crawford hizo pareja de póster en su día con Richard Gere , pero se casó después con Rande Gerber , y ahí a su lado lleva más de dos décadas. Rande era un anónimo modelo, que enseguida se pasó a los negocios, donde continúa, muy prósperamente. Julianne Moore se casó con Bart Freundlich , un director de cine, diez año menor que ella, cuyo afán es salir sólo en las fotos si hay causa personal de trabajo. También de su propio gremio profesional escogió pareja Julia Roberts , que ha cumplido muchos años de amor conyugal con Danny Moder , un director de fotografía. Sólo tras quince años de relación, ha subido Roberts a las redes una foto con su marido. Nuestros consortes más o menos anónimos van desde Fidel Albiac , esposo de Rocío Carrasco , hasta Pablo Durán , marido de Lolita Flores , en su día. El consorte de famosa tiene difícil el anonimato. Salvo si se separa. Entonces tiene dos caminos. O cumples de «ex» en los platós de corrala o bien te pierdes de particular en una ciudad cualquiera.

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