Charlene de Mónaco de mimetiza con el Grand Prix

Algunas de las estrellas de la familia Grimaldi siguen su descenso en los baremos del buen vestir

Charlene en Abu Dahbi EFE
María Luísa Funes

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Tras el desastroso estilismo de las Grimaldi el Día Nacional de Mónaco , algunas de las estrellas del clan del principado siguen su descenso en los baremos del buen vestir. La princesa más bella nacida en el siglo XX, Carlota de Mónaco , epítome de la elegancia moderna, del estilo vanguardista y del glamur femenino más poliédrico, tiene mustios a sus fans. Últimamente, Carlota ha dejado su inimitable estilo . Puede que sea por que está pasando una fase nueva en su vida, porque Karl Lagerfeld ya no está para asesorarla o bien porque desea quedar de intelectual. En cualquier caso, esta princesa de la boca de fresa, delicada y liberada, inconformista y atractiva , ha comenzado a asemejarse de modo sorprendente a la recientemente encumbrada como it woman francesa, Caroline Maigret .

Maigret ha llegado a la fama a sus cuarenta y muchos, bajo una estela de intelectual. Su familia, aristocrática y dedicada a la política, ha otorgado a Caroline Maigret el barniz ideal para subir su caché en la profesión de modelo, que ha compaginado con la creación de una productora de música, Bonus Tracks Records, junto a su marido, Yarol Poupaud.

La encantadora Carlota de Mónaco ha adoptado así el peinado de Caroline Maigret, su flequillo -durísimo en la mirada-, sus tejanos gastados, cazadoras de cuero, camisas vaqueras y aire de nonchalance -aire de señora que no se ha mirado antes de salir de casa-, algo que nunca ha sido el caso de la Casiraghi. Los botines de cuero negro y la poco favorecedora combinación ochentera del negro y el azul acompañan a Carlota en sus apariciones esta semana en París.

Pero el no va más de las Mónaco se lo ha llevado Charlene , que en su última aparición pública, en el circuito de Yas Marina en Abu Dhabi, ha lucido un impactante mono azul. La esposa del Príncipe Alberto, que acudió para apoyar al piloto monegasco Charles Lecrerc , ha debido pretender homenajear al mundo del automovilismo escogiendo una especie de enorme uniforme azul de mecánico con ribetes, escotazo y efecto «bolsa» por encima y por debajo del cinturón. Lejos queda la estela de la divina Grace Kelly.

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