El caso Epstein acorrala a Buckingham
La prensa británica distribuye una imagen del hijo de la Reina Isabel II en la mansión que el pederasta empleaba como su parque de atracciones sexual
Puede que las palabras se las lleve el viento, pero el poder de una imagen resulta incontestable. Y la última que acaba de trascender del Príncipe Andrés abandonando la Casa de los Horrores del pederasta Jeffrey Epstein no hace más redoblar la presión sobre el Palacio de Buckingham. El hijo de la Reina Isabel II esboza una medio sonrisa, parapetado tras un portón de madera, mientras despide a una joven. El inmueble, situado junto a Central Park y valorado en 77 millones dólares , funcionó como un parque de atracciones del sexo, a la medida de las perversiones de su morador y sus ilustres invitados. Varias hileras de globos oculares decoraban las paredes del hall de entrada, una muñeca hinchable a horcajadas en la lámpara de araña del salón, pechos de plástico en los baños para jugar o un ajedrez con figuras semidesnudas. De su despacho colgaba un enorme retrato de Bill Clinton , enfundado en el famoso vestido azul de Monica Lewinsky , y unos tacones rojos, fotos de Woody Allen , un tigre de peluche o una pintura de una mujer en topless del artista Kees van Dongen . En total 40 habitaciones distribuidas en siete pisos y cinco cuartos de baño, donde Epstein recibía a docenas de niñas menores de edad que actuaban como esclavas sexuales. La imagen del Príncipe Andrés abandonando la famosa mansión está datada en diciembre de 2010 cuando el duque de York ejercía como Representante Especial de Comercio del Reino Unido y forma parte de un vídeo que publicó ayer el «Daily Mail».
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Una vez más, el Palacio de Buckingham se ha visto obligado a emitir un comunicado para tratar de silenciar un escándalo mayúsculo que no ha dejado de crecer desde que su principal protagonista, el financiero Jeffrey Epstein, se ahorcó en su celda el pasado 10 de agosto , un día después de que se revelasen más de 2.000 folios sobre el caso en el que se le acusa de haber traficado con menores. «El Duque de York está horrorizado por los recientes informes de los presuntos delitos de Jeffrey Epstein . Su Alteza Real deplora la explotación de cualquier ser humano y la sugerencia de que toleraría, participaría o alentaría tal comportamiento es aborrecible».
El Palacio de Buckingham ya había salido en defensa del Príncipe Andrés en dos ocasiones anteriores para negar las acusaciones vertidas contra él por Virginia Roberts , una de las víctimas de Epstein. Ella sostiene que mantuvo relaciones sexuales con el miembro de la realeza hasta en tres ocasiones (en Londres y Nueva York) cuando tenía 17 años. Unas acusaciones que el juez desestimó en 2015 tildándolas de «inmateriales e impertinentes ». Eso sí, existe otra comprometida foto en la que aparece el duque de York agarrándola por la cintura en el 2001.
Las palabras de Buckingham no sirven para saciar la sed de la prensa británica, quien sigue hurgando en las relaciones del multimillonario pederasta y el hijo de la Reina con nuevas inauditas revelaciones cada día.
Si en 2010 el Príncipe Andrés se entregaba a la lujuria y servicios sexuales de la Casa de los Horrores, un año antes en 1999, era Jeffrey Epstein, acompañado de su amiga y madame Ghislaine Maxwell , el que visitaba el castillo de Balmoral en Escocia. La visita tuvo lugar a fines del verano o principios del otoño, cuando la Reina suele instalarse en su residencia de recreo estival. Pero las conexiones del pederasta con la realeza vas más allá. Un año después, en junio de 2000, Epstein y Maxwell asistieron a una fiesta en el Castillo de Windsor organizada por la Reina para conmemorar el 40 cumpleaños del Príncipe Andrés, el 50 de la Princesa Ana, el 70 de la Princesa Margarita y el 18 del Príncipe Guillermo .
De Balmoral a Sotogrande
Lejos del foco, bajo el sol andaluz y recluido entre campos de golf y pinos, el Príncipe Andrés aguarda a que escampe el temporal en una fabulosa villa de Sotogrande (en la localidad San Roque). Tras pasar unos días en Balmoral, y ser fotografiado junto a su madre de camino a la Iglesia, el duque de York tomó un vuelo rumbo a Málaga, desde donde fue trasladado a Cádiz junto a su exmujer Sarah Ferguson . El exmatrimonio mejor avenido de la realeza inglesa se aloja en una auténtica fortaleza que la prensa inglesa valora en 41 millones de euros y que está blindad por un amplio dispositivo de seguridad. La pareja abandona en pocas ocasiones el recinto, aunque según ha podido saber ABC se les ha visto en Gigi’s Beach, un chiringuito rodeado de numerosas palmeras tropicales, frente al mar. Se desconoce cuánto tiempo permanecerá el Duque de York en Sotogrande desde donde trata de hacerse invisible a los ojos del mundo.